Aunque la visita a Taiwán de Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, ya es historia, su polémica gira continúa sacudiendo no solo la política, sino también la economía de esta pequeña isla ubicada al sur de China y que, desde mediados de los años 80, se ha convertido en una potencia tecnológica mundial.
Asus, Quanta, Acer, Gigabyte, MediaTek, entre muchos otros fabricantes del hardware que utilizamos todos los días, nacieron y tienen sus sedes principales en Taiwán. Sin embargo, tal vez ninguna compañía es tan importante en el terreno global como Taiwan Semiconductor Manufacturing Company, comúnmente conocida como TSMC. La visita de Pelosi a Taiwán y su reunión con ejecutivos como Mark Liu de TSMC ha provocado la ira de Beijing.
La importancia global de TSMC
En el panorama actual de tecnología, tal vez uno de los aspectos menos conocidos es cómo funciona la industria de los semiconductores. Cuando hablamos de procesadores o chips solemos pensar en marcas como Intel, Qualcomm, Apple, Nvidia, AMD, entre muchos otros. Sin embargo, de todas estas marcas, Intel es la única compañía que diseña y fabrica sus propios chips.
Qualcomm, Apple, AMD, Nvidia, MediaTek, entre otras, no cuentan con fábricas de chips, sino que contratan la tecnología de fabricación de TSMC, que a su vez utiliza los últimos procesos para entregar siempre los mejores resultados. Todos los chips M1 de Apple, por ejemplo, fueron fabricados en el proceso de 5 nanómetros de TSMC. Todos los chips de AMD, ya sean procesadores o chips gráficos, también utilizan procesos de 7 o 5 nanómetros de TSMC.
En la actualidad, solamente existen 3 compañías en el mundo entre que pueden fabricar chips de última generación: TSMC, Intel y Samsung. Hasta hace apenas 1 año, las fábricas de Intel no estaban abiertas a terceros, lo que deja a TSMC y Samsung como las únicas dos compañías. De estas, sin embargo, Samsung ha perdido terreno debido a problemas en la manufactura que los ha llevado a perder clientes importantes como Qualcomm.
TSMC, entonces, se ha convertido en el fabricante de chips más grande del mundo entero. Actualmente, TSMC representa el 54 % de los fabricantes de chips a nivel global. Es altamente probable que, en nuestra vida diaria, utilicemos un dispositivo con un chip que fue fabricado por TSMC, ya sea en teléfonos, computadores, televisores o incluso automóviles. TSMC, junto a rivales como UMC y Vanguard hacen que Taiwán represente dos tercios del mercado mundial de semiconductores.
Es común que el sector tecnológico reconozca la importancia –casi dependencia– que tiene TSMC, pero la visita de Pelosi ha resaltado además la importancia de la compañía en el desarrollo tecnológico de Estados Unidos.
Una verdad incómoda
Es interesante pensar, entonces, que la columna vertebral del mercado tecnológico se encuentre en una isla atrapada en el medio de tensiones entre China, que no reconoce su independencia y Estados Unidos que busca afianzar su influencia en Asia. “El estatus diplomático sin resolver de Taiwán seguirá siendo una fuente de intensa incertidumbre geopolítica. Incluso el viaje de Pelosi subraya la importancia de Taiwán para ambos países”, le comentó Reema Bhattacharya, jefe de investigación de Asia en Verisk Maplecroft, a CNBC.
Desde hace varias décadas China ha empujado fuertemente su política de ‘Una sola China’. Esto significa que el país no reconoce estados ni ciudades independientes como Hong Kong o Taiwán. Si bien China nunca ha invadido militarmente estos territorios, lo cierto es que con el pasar de los años ha aumentado su influencia política y militar en estas regiones.
La visita de Pelosi a Taiwán no es solamente una visita estratégica, sino un reconocimiento implícito a la independencia de la isla. Este apoyo va directamente en contra de la visión china, que después de la visita realizó prácticas militares, volando aviones de combate y haciendo ensayos con misiles reales. Esta inestabilidad política llevó a que la bolsa de valores taiwanesa cayera un 2,1 %, y las acciones de TSMC un 3,1 %.
Uno de los miedos más grandes es que situaciones como la pandemia y la escasez de chips durante pandemia ha resaltado la dependencia que tiene el mundo entero de TSMC. Aunque poco probable, una invasión por parte de China a Taiwán significaría una interrupción en el mercado de semiconductores y que TSMC dejaría de ser un ente neutral para pasar a tener intereses nacionales chinos. Sin embargo, voceros de la compañía han explicado que, en caso de una invasión, TSMC pasaría a ser inoperable y que “la guerra no trae ganadores, solamente perdedores”.
Mirando a futuro
Más allá de la importancia de TSMC para el mundo de la tecnología, las tensiones entre China y Estados Unidos también han servido para resaltar la necesidad de expandir no solamente las capacidades de TSMC, sino también la de compañías como Intel. Para nadie es un secreto que actualmente existe una fuerte concentración de los chips en Asia. Es por eso que el gobierno estadounidense ha impulsado la descentralización hacia otros lugares del mundo.
Esta semana el presidente Joe Biden firmará el acuerdo Chips, con el cual esperan entregar más de 53.000 millones de dólares para impulsar la fabricación de semiconductores en suelo norteamericano. De igual forma, TSMC ha empezado la construcción de su planta de fabricación en Arizona, mientras que Intel planea plantas de fabricación en Arizona y Ohio.
Tal vez uno de los movimientos más importantes de los últimos años por parte de Intel ha sido la decisión de abrir sus fábricas para la contratación de terceros. Es decir que, en algunos años, Intel tendrá un perfil mucho más robusto para competir contra TSMC y la gigante Samsung.
Si bien el mercado de los semiconductores prospera y cada año tenemos chips más potentes en nuestras manos, también es importante reconocer que depender de solamente una compañía se ha convertido en un cuello de botella para la industria. Hoy en día, los semiconductores son tal vez la industria tecnológica más importante, y mirando a futuro será importante pensar en cómo hacerla más resiliente a las tensiones políticas.
Imagen principal: Adi Goldstein (Unsplash)