Runibot, el torneo colombiano de robótica que mezcla pasión, ciencia y tecnología

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Publicado el 28 Oct 2021

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Cuando pensamos en robots, es difícil imaginar una sola imagen concreta. Puede que algunos piensen en robots como los que solemos ver en Asia, producidos por marcas como Sony, mientras que otros puede que piensen en películas como Terminator. Sin importar qué pensemos, lo cierto es que los robots han logrado penetrar la imaginación colectiva de la sociedad. Los robots nos han puesto a pensar sobre un futuro en el que su participación cambia por completo el paradigma de sociedad en el que vivimos hoy en día.

Al mismo tiempo, la robótica se ha convertido en uno de los pilares de la imaginación, en donde nos atrevemos a pensar en un futuro automatizado y con interacciones cotidianas con distintos robots. Aunque pensar a largo plazo es una actividad necesaria, algo cierto es que el futuro de la robótica está siendo creado hoy. Algo incluso más cierto es que estos desarrollos no solo se dan en países lejanos, sino que Colombia también avanza con paso seguro.

Runibot, un espacio local para la robótica

Del 20 al 22 de octubre pasados se realizó el torneo más grande de robótica del país, Runibot, que a lo largo de los últimos 7 años se ha convertido en una de las competiciones más importantes de la región. Después de un 2020 pasado por pandemia, el torneo volvió en 2021 con las mismas ambiciones que tenía hace 7 años: apostar por la tecnología y la robótica. 

Para Holman Alexander Ariza Guerrero, profesor titular de Ingeniería Electrónica de la Universidad del Bosque y presidente de Runibot, una de las fortalezas principales del torneo ha sido su constancia. “Al principio pensamos que iba a ser muy difícil, pero mirá que no. Las personas tienen un gran gusto por la tecnología, por la robótica”, dice.

Runibot es un torneo abierto a universidades y colegios que quieran participar con sus robots en una o varias categorías. Las competiciones se realizan en en distintos terrenos, cada uno con robots diseñados específicamente para la categoría. Algunas de las categorías son sumo, en donde los robots chocan y buscan que el oponente salga del área de combate; seguidor de línea, que consiste en que los robots sigan una línea negra en la pista de manera autónoma en el menor tiempo posible; y fútbol robot, con 3 robots que juegan fútbol en una cancha a escala. En total son 8 categorías, algunas con robots autónomos mientras que otras tienen robots manejados por control remoto.

Holman Ariza, presidente de Runibot. Imagen: Sebastian Romero/Impacto TIC

Aunque este año el torneo no ha contado con tantas delegaciones como en ediciones anteriores debido a la pandemia, las emociones y el compromiso de sus participantes no ha mermado. La edición 2021 contó con la participación de representantes de países como Ecuador, Polonia, Rumania y México; este último se llevó 5 galardones en las categorías mayores.

“Nosotros hicimos una gran apuesta por la tecnología y la robótica, sabíamos que los robotistas estaban ansiosos por volver a vivir las emociones de pista, y tomamos la decisión. El resultado ha sido muy satisfactorio”, explica Ariza. Contrario a la intuición común, Runibot es un torneo que se pasa entre carreras, gritos de victoria y caras de frustración, con participantes que miran con expectativa la puesta en escena de los robots que llevan meses construyendo y cuyo futuro se decide a veces en segundos.

Una mirada al futuro

Gran parte de las emociones vividas en un torneo como Runibot está directamente relacionado con los robots. Diseñar y crear un robot requiere de conocimientos en áreas como programación, circuitos, sensores y materiales. Para Dan Millio, ingeniero de sistemas en Kepler-Rominfo y líder de la delegación rumana, los torneos de robótica son “hermosos”. “Me gusta porque es una mezcla de electrónica, mecánica y programación. Tienes que manejar estos 3 campos para poder crear un buen robot. Es fascinante”, dice.

Aunque Colombia y Rumania están separados por la distancia física, torneos como Runibot juntan a ambos países bajo la bandera de la tecnología, algo que para Millio se ve reflejado en la pasión que empapa a todos los participantes. “Este año en Rumania no tuvimos competencia en absoluto, así que es bueno tener una competición acá y ver que las cosas se empiezan a mover de nuevo”, explica.

Tanto para Millio como para Ariza, el torneo está enmarcado por un contexto mucho más profundo, y es precisamente el papel que tiene como semillero para fomentar el gusto en niños y jóvenes por la robótica y áreas aledañas. “En el momento en el que cierras un evento, no cierras solamente el proceso de uno, sino de muchos posibles ingenieros o genios de la robótica. No podemos estar cerrando eventos. Al contrario, nuestro éxito ha sido la continuidad”, dice Ariza.

Muchos países como Colombia tienen sus ojos puestos en la tecnología y las ventajas que trae, pero es necesario que estos objetivos estén a su vez fundamentados en fomentar el talento humano en áreas Stem –ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas– que necesariamente debe tener la nación. “Es un país que quiere mejorar, que quiere ir hacia arriba y mejorar la economía. Una forma de hacer esto es por medio de la tecnología, y esta competición de robótica es muy útil para atraer la atención de la gente joven”, explicó Dan MIllio.

El éxito de Runibot ha mostrado que los robots no son un tema lejano, sino que en niños y jóvenes existen el talento y el gusto por la robótica y por todos los temas que la tocan.

La robótica es también un tema de niños. Imagen: Sebastián Romero/Impacto TIC

La llama que arde

Para Miguel Ángel Acero, estudiante de décimo grado del colegio San Miguel Arcángel, y apasionado por la mecatrónica, esta pasión por los robots es algo que tiene desde que era pequeño. Es la primera vez en Runibot para él y sus 30 compañeros de clase, acompañados por Victor Muñoz, ingeniero mecatrónico y profesor.

Después de minutos de incertidumbre, de correr de un lado al otro y de seguir con los ojos al robot que representa 5 meses de trabajo arduo, lograron ser campeones y llevarse el trofeo a Subachoque, su casa. “Nuestras expectativas no eran bajas, pero como era nuestro primer concurso y queríamos ganar experiencia, nunca pensábamos ser campeones”, dice Muñoz rodeado por sus estudiantes.

“Yo considero que los docentes son el principal motor de todo esto. Los docentes trabajan a veces con muy escasos recursos, pero el ánimo y las ganas que le ponen a poder desarrollar con sus estudiantes las categorías es de un valor incalculable”.

Holman Alexander Ariza Guerrero, profesor titular de Ingeniería Electrónica de la Universidad del Bosque y presidente de Runibot

Para Miguel Ángel Acero, el torneo ha reforzado su gusto por la mecatrónica, y poder vivir el proceso de creación de un robot ha sido una experiencia invaluable. “Es chévere cuando se tiene un prototipo, conoces sus partes, sabes cómo funcionan”, dice, y también remarca que el proceso les ha enseñado sobre la marcha muchas habilidades relacionadas. Para Muñoz, su profesor, la idea es poder expandir la materia a muchos más estudiantes, incluso a niños pequeños para que se empiecen a empaparse de todas las áreas que tocan la robótica.

Aunque es común ver robots fabricados en otros países, las comparaciones son odiosas y hasta cierto punto ocultan el potencial que tiene Colombia. “La idea es que no solo debemos estar comparándonos con Japón, Rumania, China; son países que desarrollan mucha tecnología. Nosotros acá en Colombia buscamos motivar a estos niños para que logren meterse de lleno a la parte de las ingenierías”, dice Holman Ariza.

Miguel Ángel Acero, quien lideró el lanzamiento del robot en la competencia, tenía en sus manos no solamente el trabajo de 5 meses de su clase, sino también el futuro de una Colombia que le apunta al desarrollo tecnológico. Las experiencias de su clase han servido para afianzar sus gustos y tal vez despertar el interés por el campo de la robótica de sus compañeros. “Es una pasión ardiente, –dice mientras sostiene su robot campeón en las manos–. Me voy con la expectativa de que ese fuego se vuelva más intenso”.

Miguel Ángel Acero, a la derecha, y Victor Muñoz, a la izquierda, con su robot Arnold. Imagen: Sebastián Romero/Impacto TIC

Imagen principal: Sebastián Romero/Impacto TIC

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Sebastián Romero Torres

Filósofo de formación y geek empedernido. Amante de los videojuegos, la tecnología, la música y el espacio.

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