Los desarrollos que aprovechan lo mejor de las nuevas tecnologías para salvar vidas son noticia con alguna frecuencia. Cuando esto sucede en Colombia, el asunto toma mayor relevancia, pues se trata de un territorio cuyas condiciones hacen que que fenómenos como las inundaciones y los deslizamientos se presentan con regularidad.
Por eso, Soacha puso en marcha un plan que lo convirtió en uno de los primeros municipios del país que cuentan con un sistema de monitoreo y gestión en tiempo real de eventos catastróficos, por medio de IoT (Internet de las Cosas).
A diferencia de otros casos de tecnologías para gestión de riesgos, este llama la atención por el engranaje y la integración entre todos los actores relevantes: comunidad, entes territoriales, entidades de gestión de riesgo y el equipo que provee toda la tecnología necesaria para que estos interactúen de manera coordinada y efectiva.
La alcaldía municipal de Soacha invirtió en este sistema, que en la actualidad cuenta con 12 unidades (cada una de las cuales tiene entre 5 y 7 sensores) para medir, entre otras cosas, la velocidad y dirección del viento, la luminosidad, la radiación U.V., la humedad y la temperatura. Estos equipos están instalados en los puntos de mayor riesgo en su territorio.
Conectados con los que importan
En muchos casos, soluciones de este tipo no llegan a tener el impacto esperado porque se deja de lado el factor más importante de la ecuación: la comunidad. La tecnología más avanzada del planeta por sí sola no puede salvar al mundo.
En el caso de Soacha, Smart Cloud (la empresa detrás del sistema) se encarga de hacer actividades como talleres para capacitar y sensibilizar a las comunidades, especialmente, para que reconozcan la importancia de las herramientas y hagan un uso adecuado de ellas. También, para tengan en cuenta los protocolos que se deben seguir en caso de emergencia.
Jorge Rodríguez, gerente y creador de Smart Cloud, comenta, por ejemplo, que hablar de evacuación puede llegar a ser complicado en ciertas comunidades, porque piensan que es un desalojo y que es posible que les quiten sus casa. Entonces cabe preguntarse: ¿de qué serviría tener todo un sistema si cuando suenan las alarmas las personas no quieren evacuar?
Rodríguez destaca que la receptividad ha sido buena en Soacha; y el robo de dispositivos, que se perfilaba como uno de los riesgos (por precedentes como el de Mocoa), no se ha dado. La gente cuida y entiende la importancia de los sensores.
Un punto vital de sistemas de este tipo son las alarmas. La cadena funciona así:
- Smart Cloud instala los sensores y se asegura de que estén funcionando correctamente 24/7.
- Luego, el Sistema Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres se encarga de monitorear la información. Todos sus integrantes han sido capacitados y están atentos a los cambios de cualquier tipo que puedan implicar un riesgo. En ese caso, activan los protocolos de emergencia, con apoyo de los Bomberos y la Defensa Civil.
- Las alertas se envían a través de Chatbots por medio de la aplicación Telegram.
- Esos mensajes llegan de inmediato a los líderes comunitarios, que a su vez están en contacto con cada persona de la comunidad, y realizan las acciones preventivas.
- Finalmente, se evalúa cada acción para mejorar los protocolos.
La tecnología detrás de Score
Score es la plataforma, el sistema operativo de ciudad Inteligente creado por la empresa Smart Cloud, que le permite administrar, monitorear y reaccionar de manera ordenada y eficiente ante los eventos catastróficos en el territorio, así como evaluar la efectividad de los procesos implementados en la gestión de riesgos.
El sistema comenzó a concebirse pensando en la inestabilidad geológica de Colombia, por eso existen posibilidades de implementarlo en otras zonas de riesgo del país como Sopó (incendios) y Palmira (inundaciones). A diferencia de otras soluciones, lo que hace la empresa es ofrecer el servicio administrado en la nube a las alcaldías y gobernaciones, que incluye toda la infraestructura, la tecnología, la capacitación y el mantenimiento necesario.
La esencia de la plataforma es simplificar los procesos tecnológicos para concentrarse en su misión y el desarrollo de su actividad, de manera que nuestros usuarios solo deben preocuparse por el monitoreo y la atención a las poblaciones.
Jorge Rodríguez, gerente de Smart Cloud.
El datacenter de SmartCloud (tier 4) está ubicado en Cota, donde hay un equipo que trabaja 24/7 para asegurarse de que todo funciona a la perfección. Allí se usa tecnología de Oracle para las labores de computo; Cisco, para comunicaciones; Check Point, para protección; Pure Storage, para almacenamiento, y Huwaei, para el funcionamiento del datacenter. “Con esto no podemos jugar, acá hay vidas de por medio”, agrega Rodríguez.
En cuanto a las unidades y sensores, son fabricados por la empresa colombiana RM. Cuando Smart Cloud comenzó a desarrollar su plataforma se usaron otras opciones extranjeras; sin embargo no ofrecían la flexibilidad requerida, que sí encontraron con el fabricante nacional, que además garantizaba la calidad necesaria.
¿Qué ha pasado hasta ahora?
Aunque el sistema ya se ha probado en diferentes municipios, Soacha es la primera puesta en marcha oficial. Entró en operación en mayo de 2019, convirtiendo a este en un municipio inteligente en el que diariamente se toman decisiones basadas en los datos recolectados y analizados a través de Score.
Por lo general, las acciones se ejecutan cuando hay alguna amenaza en el indicador naranja. Cuenta Rodríguez que se han evacuado zonas de manera preventiva donde posteriormente, en efecto, se han presentado deslizamientos.
Al involucrar a todo el orden institucional se están midiendo otros factores, ya que por ejemplo después de que se hace la atención, se evalúa qué tanto se demoró la acción y cómo pueden mejorar los procedimientos.
El sistema ha llamado la atención y en otras ciudades del país ya se está evaluando la posibilidad de implementarlo (especialmente para zonas de inundaciones). En Estados Unidos también se utiliza para prevenir y analizar las acciones en casos de incendios forestales.
Fotos: Juan Orozco e Impacto TIC.