Crear videojuegos es una tarea imposible. O por lo menos eso es lo que parece para quienes están por fuera de la industria. En últimas, un videojuego es la conjunción perfecta entre sonidos, imágenes, música, narración e interactividad; todos estos elementos enlazados los unos con otros para crear una experiencia única.
Y es que detrás de un videojuego se esconden años de desarrollo, cientos de miles de líneas de código, música compuesta a la medida, sonidos, modelos en 3D, conceptos, bocetos, guiones, entre muchos otros elementos. En un medio en el que un error en el código o un modelo faltante pueden derrumbar por completo el proyecto (como en el desastre de Cyberpunk 2077), el desarrollo de videojuegos parece más una búsqueda por la perfección que una simple forma de entretenimiento.
Sin embargo, incluso frente a todo el trabajo que demanda desarrollar un videojuego, hoy en el mundo hay miles de personas que se levantan día a día a crearlos. Y Colombia, aunque está muy por detrás de potencias como Canadá, Estados Unidos, Francia o Japón, también tiene desarrolladores de videojuegos que llegan a un mercado internacional cada vez más grande.
La búsqueda Colombiana por la perfección
Cuando Carlos Rocha y Nitae Uribe se unieron al semillero de videojuegos de la Universidad Autónoma de Bucaramanga. Una de sus metas principales era encontrar su pasión y vivir de ella; y la pasión, como resultaron las cosas, fueron y siguen siendo los videojuegos.
De ese semillero nació Below the Game en 2008, una empresa que hoy en día sigue creando juegos para consolas, computadores y móviles, y cuyo título más reciente es Haimrik. En 2014, sin embargo, la mayoría de ese equipo de desarrollo pasó a ser parte de Dreams Uncorporated, bajo el liderazgo de Carlos Rocha.
En el actual mercado de videojuegos, 2 de los puntos de entrada más importantes para los estudios de desarrollo que apenas empiezan son los juegos móviles o la creación de juegos y activos para exportar internacionalmente.
Precisamente, Cocodrilo Dog –uno de los desarrolladores más reconocidos del país– tuvo sus inicios en el mercado de los juegos móviles y desde ahí evolucionó hacia otros mundos. Este es un caso peculiar, ya que sus videojuegos son, en su mayoría, pensados como juegos rítmicos y musicales. “Nosotros queríamos crear un género nuevo, donde la música sea un factor que brinde mayor emoción al gameplay y no que fuese algo que pudiera generar algún tipo de fricción al jugador. Así que empezamos a estudiar sobre el tema y nos dimos cuenta que todas las personas tienen un sentido natural del ritmo”, dice Margarita Torres, CEO y cofundadora de Cocodrilo Dog.
Con esto en mente, la empresa creó Audio Ninja para la App Store de Apple, en donde el juego fue elegido como uno de los mejores en 2013.
Por el otro lado, compañías como Dreams Uncorporated exportan videojuegos a la medida. Eso significa que son juegos en los que se enfocan en crear elementos como el arte, la música y el diseño, mientras que otra compañía se encarga de crear el concepto del juego y su uso. En el caso de Dreams Uncorporated, estos eran videojuegos educacionales o corporativos para uso interno en compañías.
“Obviamente, el sueño de todo desarrollador es hacer sus propios juegos, sus producciones, sus propias obras de arte”, dice Jeff Cárdenas, COO de Dreams Uncorporated y productor de CrisTales, su primer juego independiente. Con una visión marcadamente colombiana, pero con los ojos puestos en el exterior, CrisTales se ha convertido en uno de los juegos independientes más esperados de 2021.
¿Qué tipo de juegos produce Colombia?
La industria colombiana de videojuegos es relativamente joven comparada con la de países como Japón y Estados Unidos. Allí, estudios como Square Enix (anteriormente Squaresoft), Nintendo, Sega, Blizzard y Microsoft, entre muchos otros, desarrollan desde hace décadas juegos que son consumidos en Colombia.
Estos van desde géneros como el de plataforma –que incluye todos los títulos de Mario–, hasta las historias épicas que sumergen al jugador en decenas de horas de juego, como los de la popular serie Final Fantasy. Esta diversidad en los videojuegos ha permitido que la industria colombiana también tenga la libertad de crear títulos con temáticas y mecánicas que les apasionan.
Para Cocodrilo Dog, su actual proyecto es un juego rítmico llamado Boom Fighters, que saldrá para consolas y computadores personales por medio de la plataforma Steam. De la misma forma, CrisTales –el próximo juego de Dreams Uncorporated– estará disponible en consolas y computadores en Steam y en la plataforma de Epic Games.
CrisTales, sin embargo, se destaca por pertenecer a un género llamado JRPG –japanese role-playing game–. “Es chistoso, ¿no? Un RPG japonés que está haciéndose en Colombia; pero nosotros le imprimimos el toque colombiano en el aspecto visual. La crítica ha acogido bastante bien el apartado visual”, dice Jeff Cárdenas.
Y es que, si bien estos juegos están pensados para audiencias internacionales –de lejos, los mayores consumidores–, los desarrolladores nunca abandonan sus raíces en el país. Al igual que el arte, los videojuegos reflejan el entorno en donde son desarrollados, el progreso del estudio desarrollador y la visión de todas las personas que trabajaron en él.
En CrisTales, por ejemplo, la cultura colombiana está embebida en todos los elementos de juego. El Santuario de Nuestra Señora de las Lajas, por ejemplo, hace parte de los entornos que están dentro de la historia, así como la Torre del reloj de Cartagena o la Rana Dorada endémica del Pacífico colombiano.
Boom Fighters de Cocodrilo Dog, al ser un juego de ritmo, incluye varios artistas colombianos que luego van a parar en los oídos extranjeros. “En el caso específico de ‘Boom Fighters: Magical Drums’, que es un juego que ha contado con el apoyo de Crea Digital, se fomenta la educación de música, pero también la riqueza de la cultura musical del país. Por eso, la banda sonora es de músicos nacionales como Systema Solar y Amarú Tribe”, dice Margarita Torres.
Talentos fugados
Para ambos, Dreams Uncorporated y Cocodrilo Dog, esta visión de crear productos universales también los pone en competencia con la industria global. En la jerga de los videojuegos, los juegos AAA –triple A– hacen referencia a desarrollos gigantescos en términos de recursos humanos y mercadeo. Estos son publicados y en ocasiones financiados por compañías como Sony, Microsoft y Nintendo.
Acá tenemos a nombres como Cyberpunk 2077 (330 millones de dólares), Red Dead Redemption 2 (calculado en hasta 500 millones de dólares) y Grand Theft Auto V (265 millones de dólares). Al otro lado del espectro, los desarrolladores independientes de videojuegos son equipos pequeños, con recursos más limitados y cuyo valor en muchos casos está en la innovación que hace que sus juegos sean únicos.
“Para las empresas de videojuegos que inician, darse a conocer en el mercado internacional no les será tarea fácil ya que no hay que olvidar que en ese campo competimos con estudios de videojuegos, grandes y pequeños, de todos los continentes”, explica la CEO de Cocodrilo Dog.
Las ventajas de una compañía AAA de videojuegos, al igual que cualquier otra compañía grande, se traducen a salarios más altos, mejores beneficios y ventajas que los desarrolladores independientes en ocasiones no pueden ofrecer. En Colombia no existen desarrolladores AAA de videojuegos, y mucha de la industria nacional está basada en desarrolladores independientes.
“Si yo tuviera que decir un problema al que nos hemos enfrentado, y yo creo que es algo a lo que se ha enfrentado cualquier empresa desarrolladora de videojuegos, es el tema de los recursos humanos. En Colombia este es precisamente el tabú de que los videojuegos son todavía para niños”, comenta Jeff Cárdenas.
El talento para los videojuegos en Colombia nace de una pasión por el medio, pero de pasión sola no se puede vivir. Muchos graduados y profesionales optan por trabajar en compañías más grandes y ‘maduras’ que en casas desarrolladoras de videojuegos. En Dreams Uncorporated, 8 de las últimas 10 contrataciones han sido de extranjeros debido a la escasez de talento con la vocación de videojuegos en el país.
Esto tiene que ver, en gran medida, por la percepción cotidiana, que aún se mantiene, de que los videojuegos son vistos como un asunto inmaduro. “Pienso que el principal problema de la industria de videojuegos colombiana radica en que los desarrolladores nacionales tienen que apalancarse en ecosistemas de otros países. La mayoría de nuestros jugadores, clientes, publishers, compradores e inversionistas se encuentran ubicados en el exterior”, dice Margarita Torres.
Y, sin embargo, se mueve
Según Margarita, las grandes casas de videojuegos internacionales han notado el talento de la industria colombiana y el potencial que puede tener en el exterior. En Colombia, uno de los retos más grandes es que los inversionistas nacionales no tienen interés en el desarrollo de videojuegos, y a su vez muchos de los consumidores colombianos optan por adquirir productos extranjeros antes de los nacionales.
De la misma forma, la educación nacional no está preparada para crear talentos en el área de videojuegos. “Son contadas las instituciones en el país que enfocan a los estudiantes al tema de desarrollo de videojuegos, a tener ese pensamiento analítico –dice el ejecutivo de Dreams Uncorporated–. Hoy en día ni siquiera buscamos profesionales. De nuestros mejores artistas, ninguno es profesional de carreras relacionadas con arte. De nuestros programadores, solamente uno de ellos es ingeniero de sistemas. Se necesita más una base sólida y mucho más técnica que académica”.
Incluso con los obstáculos que implica el desarrollo de juegos en el país, desarrolladores como Cocodrilo Dog y Dreams Uncorporated han logrado a llegar a consolas y gamers a una escala global. Según la Asociación internacional de desarrolladores de videojuegos (IDGA, en inglés), para el año 2018 se contaban 50 compañías en el país enfocadas a su desarrollo. Dentro de este listado también se incluyen nombres como 12 Hit Combo, Teravision Games y Efecto Studios, que colaboraron en el desarrollo de un juego de supervivencia llamado ‘Ark: Survival Evolved’.
Aunque los obstáculos son muchos y hace falta una aproximación más sistemática por parte del gobierno e inversión privada, los desarrolladores colombianos de videojuegos empiezan a dejar su huella a nivel mundial. Dreams Uncorporated espera lanzar CrisTales en todas las plataformas en julio de 2021, mientras que Cocodrilo Dog expande sus horizontes y está en el proceso de abrir oficinas en Melbourne, Australia.
La industria de los videojuegos crece a pasos gigantes, y Colombia empieza a dar sus primeros pasos de forma consistente. Hoy más que nunca los juegos de video tienen una relevancia prevalente a nivel global, y es fundamental entender que si crear videojuegos es imposible, en Colombia ya estamos haciendo lo imposible.
Imagen principal: Ryan Quintal en Unsplash