La pandemia por coronavirus ha traído mucho más que una emergencia global de salud. El COVID-19 ha representado cambios importantes en el día a día de cada individuo y de empresas en todo el mundo. Para frenar la diseminación de la enfermedad, más de 2.000 millones de personas en los 4 rincones del planeta han entrado en cuarentena. Muchas industrias han parado sus cadenas de producción, el comercio ha cerrado las puertas, empresas han tenido que adaptar sus formas de trabajo y muchas personas han necesitado reaprender a organizar sus rutinas.
Pero si todo tiene un lado bueno, las situaciones sin precedentes traídas por la pandemia han hecho nacer buenas ideas y ayudaron a acelerar cambios desde hace mucho discutidos. Transformaciones que están siendo apoyadas por la tecnología y por la colaboración ganan cada vez más espacio en la construcción de una ‘nueva normalidad’. Un futuro en el que la rutina de los individuos y de las organizaciones no volverá a ser la misma de antes.
Mucho después de haberse marchado, la pandemia habrá dejado algunos puntos positivos para incorporar en las rutinas. Esto ayudará a transformar visiones, optimizar recursos, y mejorar el día a día para colaboradores y gestores. En una era poscovid será esencial:
1. Actualizar la tecnológica para soportar el teletrabajo
Muchas empresas que venían postergando proyectos de trabajo a distancia han tenido que buscar alternativas técnicas e inversiones para hacerlo posible. Ha sido necesario acelerar la adopción de herramientas de acceso remoto, videoconferencia y el uso compartido de archivos para garantizar la continuidad de las operaciones. Con esto, muchas compañías han notado que no es necesario mantener a los equipos en su lugar para seguir entregando un servicio de excelencia en tiempo real. Según la encuesta de FGV, la modalidad work from home debe crecer 30 % tras la pandemia.
2. Desburocratizar procesos para adoptar nuevas soluciones de rápidamente.
La urgencia en adaptar los negocios a la nueva realidad de distanciamiento social y aumento de transacciones digitales ha proporcionado una reevaluación de procesos. Los largos y lentos embudos de aprobación acabaron por dar espacio para alternativas más simples que permiten viabilizar los negocios de forma más ágil y práctica.
3. Reforzar el sentido de colaboración y de comunidad
Frente a las dificultades en las áreas de salud, economía y negocios, el sentimiento de colaboración ha quedado más fuerte. Las empresas y la sociedad se han unido para ayudar, de la forma que podían, al prójimo. La fuerza de ese enlace va a permanecer tras la pandemia y debe ser estimulada dentro de las organizaciones. Hay que romper barreras e incitar equipos a construir nuevos proyectos en colaboración. Las mejores iniciativas, generalmente, nacen de la unión de diversas ideas y opiniones.
4. Extended trust: aprendiendo a confiar en el otro
La pandemia ha dejado claro: no es posible triunfar solo. Es necesario aceptar ayuda del otro y confiar en él. Lo mismo se aplica en las organizaciones. No es posible sostener una entrega de alto nivel y conquistar el éxito en los negocios sin ayuda de un equipo cohesivo, consciente y sin una base de confianza mutua.
5. Comunicación más activa
A pesar de la imposición de barreras físicas, la cuarentena ha forzado la necesidad de una comunicación más amplia y con más gente. Con el distanciamiento, muchas organizaciones han tenido que adaptar sus operaciones hacia lo digital. El cambio impuso una mayor integración de equipos remotos y ha reforzado la importancia de una comunicación constante, transparente y directa entre todos los colaboradores.
6. Foco en experiencia del colaborador y acciones de bienestar
La pandemia también ha despertado la atención de las organizaciones para la salud y el bienestar de sus colaboradores. Se desarrollaron muchas iniciativas de apoyo a la salud emocional y se intensificaron las acciones de recursos humanos a fin de garantizar que los trabajadores se sientan apoyados en este momento. La tendencia es que esas acciones se mantengan tras la pandemia, con las empresas pasando a balancear mucho mejor el trabajo y la vida personal de sus asociados.
7. Valorar entrenamientos online y educación a distancia
En tiempos de aislamiento, los entrenamientos virtuales se popularizaron y han probado ser tan eficientes como los presenciales. Sin salir de casa, el tiempo que antes se perdía en el tránsito se ha hecho oportunidad para estudiar y actualizarse. Los cursos, entrenamientos y clases online, antes considerados ‘plan B’, se han tornado el ‘plan A’ y han venido para quedarse.
8. Mostrar valor a los clientes aún sin estar presente.
Los cambios impuestos han ayudado a probar que muchas actividades presenciales pueden ser hechas de manera remota con la misma eficiencia. Eso sin contar que pueden economizar tiempo y presupuestos, reduciendo viajes y estrés en el desplazamiento. Eso ha puesto un foco mayor en los resultados, que se muestran mucho más importantes que “un recurso presencial”.
En un mundo cada vez más cerca de la ‘nueva normalidad’, todas las organizaciones van a tener que enfrentar el desafío de adaptarse a la realidad. Empresas con una cultura más abierta, en la que los negocios son gestionados con transparencia y los procesos flexibilizados con seguridad van a adecuarse con más rapidez y con menos impacto. Para las compañías más tradicionales, la travesía tal vez no sea tan simple y tranquila. Pero, para todas, del otro lado del horizonte habrá una forma mucho más efectiva y sostenible de hacer negocios.