¿Es posible alimentar a toda la población mundial? Esta pregunta está relacionada con el segundo Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) titulado hambre cero, que hace parte de una lista de 17 objetivos establecidos por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2015 con el fin de alcanzarlos para 2030.
El segundo objetivo tiene que ver con la seguridad alimentaria, pues propone erradicar el hambre y la malnutrición para el 2030 asegurando el acceso a una alimentación sana, suficiente y nutritiva para todo el mundo. Cabe destacar que este fue un tema clave de la reciente COP 27.
Sin embargo, y a pesar de los esfuerzos para cumplir con este objetivo, las cifras indican que vamos por el camino equivocado. Según la FAO, en 2020 el hambre aumentó pasando de 8,4 % a 9,9 %. En el mismo año entre 720 y 811 millones de personas en el mundo padecieron hambre. Esto significa 118 millones más que en 2019.
El 18 de enero se divulgó el informe final de las Naciones Unidas sobre el panorama de la seguridad alimentaria y nutricional. En este se resalta que el aumento del costo de la dieta ha generado un gran incremento, año tras año, del número de personas que no pueden obtener una dieta saludable. La falta de seguridad alimentaria en América Latina y el Caribe también está asociada a diferentes indicadores socioeconómicos y socioecológicos.
¿Cuál es el panorama en Colombia?
En Colombia existe todavía una gran vulnerabilidad alimentaria debido a las claras diferencias en el acceso a los alimentos y el bajo conocimiento para un buen uso de ellos. Los índices de malnutrición en el país son muy altos tal como lo señala en entrevista con Impacto ECO Carlos Felipe Arango Domínguez, coordinador de proyectos del área de gestión del riesgo y resiliencia de la FAO
“Decir que en Colombia tenemos seguridad alimentaria sería equivocado”.
Carlos Felipe Arango
Ahora bien, existen ciertas situaciones menos obvias que dificultan tener seguridad alimentaria en el país; La inasistencia de ciertas instituciones, el conflicto armado, los eventos climáticos extremos, desplazamiento y la falta de oportunidades laborales.
El experto también reiteró que debido a la pandemia el tema de la seguridad alimentaria empeoró en el país. En cuanto a las zonas urbanas todas las actividades económicas comerciales y las actividades laborales en diferentes sectores de la industria se estancaron generando una alta taza de desempleo y con ello también inseguridad alimentaria.
Por otro lado, en la zona rural gran parte de la presencia institucional salió de los territorios lo que permitió que se dieran nuevas dinámicas alrededor de grupos al margen de la ley, intensificando presiones en la población. Una de ellas fue la restricción a la movilidad causando que las personas no pudieran llegar a las zonas de cultivos y no se generara la producción que acostumbraban, no podían distribuir las cosechas a las zonas urbanas ocasionando perdidas. Sin embargo, el experto comenta que se esta trabajando en la situación.
“Actualmente se esta trabajando en la reactivación de los procesos y proyectos a nivel rural para que se estimule la producción de alimentos buscando que la agricultura sea más eficaz, más competitiva y que tenga gran capacidad para responder a situaciones como eventos climáticos extremos que no podemos controlar“.
¿Cuáles son las soluciones frente a este panorama?
Actualmente se habla mucho de un nuevo término: ‘AgTech’, una combinación de las palabras ‘agricultura’ y ‘tecnología’ que abarca nuevas tecnologías aplicadas a los sistemas agrícolas permitiendo aumentar la eficiencia, rentabilidad y productividad.
Ahora bien, ¿Qué tipos de tecnologías implementa AgTech? Según el BID, actualmente hay varias que ya se utilizan:
- Sensores remotos: estos toman diferentes observaciones y mediciones de los cultivos y del suelo a lo largo del tiempo permitiendo revisar diferentes condiciones que logran ser útiles para Big Data. Estos sensores pueden ser aéreos, satelitales o terrestres.
- Geolocalización: una tecnología bastante usada ya que permite producir representaciones visuales de diferentes ubicaciones según el objetivo de estudio.
- Tecnología móvil: también se utiliza en el sector agrícola ya que ayuda a los productores a informarse sobre mercados, clima, plataformas de financiamiento y soluciones en tiempo real.
Además de las tecnologías anteriormente nombradas también existen otras que están en una etapa más temprana de desarrollo:
- Inteligencia Artificial: la cual incluye robotización, análisis predictivos y monitores de suelos y cultivos.
- Big Data: es la información proveniente de distintas fuentes y que puede ser utilizada para realizar análisis predictivos para el sector agrícola y para tomar decisiones acertadas en tiempo real.
- Blockchain: que aporta a la trazabilidad a lo largo de la cadena logística de los productos agrícolas.
- Robots: que tienen como objetivo automatizar algunas tareas en el sector agrícola.
Ahora bien, Carlos Felipe asegura que también se está apostando, innovando y trabajando en modelos de producción sostenible que apunten a cumplir con los objetivos de desarrollo sostenible como el de hambre cero. Este tipo de innovaciones también tienen que ver con la apuesta de ciertas tecnologías como los drones que permiten monitorear grandes extensiones de cultivos para luego hacer análisis clave de los sistemas productivos y dar recomendaciones para mejorar la producción.
El advierte que la implementación de estas tecnologías siempre debe ir de la mano y soportadas de ‘arreglos institucionales’, es decir, siempre tener soporte de diversas figuras que apoyen este tipo de propuestas para que en un futuro sigan siendo viables.
Teniendo todo esto en cuenta, para conseguir la seguridad alimentaria en Colombia y el mundo falta recorrer un largo camino, pero el panorama es positivo si se sigue innovando en nuevas tecnologías para la agricultura que permitan trabajar en pro de la seguridad alimentaria y combatiendo el hambre, la malnutrición y la pobreza mundial.
Foto principal: Tom Fisk en Pexels.