El círculo es difícil de romper: los usuarios utilizan software pirata porque adquirirlo de manera legal es costoso. Las empresas desarrolladoras, por su parte, invierten miles de millones de dólares en investigación y desarrollo; la piratería afecta su negocio, lo que de alguna forma influye en el hecho de que no puedan cobrar menos.
Partiendo de la base de que la piratería es una actividad ilegal, pero que el valor del software sí puede ser restrictivo para algunos usuarios, la alternativa es buscar aplicaciones gratuitas o de libre distribución. Sin embargo, antes de recurrir a estas opciones es necesario saber exactamente la diferencia entre los diferentes esquemas que existen –incluso más allá del precio– para tener claro qué tipo de software estamos utilizando o vamos a utilizar.
Para emprezar, es importante saber que no todo el software gratuito está creado de la misma manera, con el mismo propósito o incluso con el mismo tipo de licenciamiento. En ese orden de ideas, los usuarios deben saber con certeza que cuando se utiliza software gratuito descargado de Internet también existen algunos riesgos.
Entendiendo la diferencia entre software gratuito y software libre
Empecemos hablando un poco sobre las dos grandes ramas de software ‘gratis’ que existen en la actualidad. Cuando hablamos sobre software, es importante conocer la diferencia entre software que simplemente es gratuito y software que es libre.
El término software libre se refiere a todo programa que esté pensado para su libre distribución. Los usuarios tienen acceso al código fuente y pueden hacer modificaciones, y luego pueden compartir sus versiones modificadas (incluso, mejoradas) con la comunidad. Esta definición aparece en la página oficial de GNU (Gnu’s not Unix), el sistema operativo creado por Richard Stallman que también regula la licencia sobre la que operan varios programas gratuitos.
Esta licencia se conoce como GPL –General Public License– y es la base de distribución de programas tan populares como Blender, Audacity o incluso las mismas distribuciones de Linux y WordPress.
[su_box title=”Las 4 libertades esenciales del software libre” style=”default” box_color=”#4479B8″title_color=”#FFFFFF” radius=”3″ class=””]
1. La libertad para correr o ejecutar el programa como el usuario quiera, sin importar la intención.
2. La libertad para entender cómo funciona el programa y modificarlo para que se comporte como el usuario quiera. Tener acceso al código fuente es un prerrequisito para esto.
3. La libertad para redistribuir copias del programa para ayudar a otros.
4. La libertad para distribuir copias de modificaciones al programa a otras personas. De esta forma se beneficia toda la comunidad. Tener acceso al código fuente es un prerrequisito para esto.
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Una de las principales ventajas de los programas que usan esta licencia es que, al tener código abierto, el usuario puede saber precisamente qué está haciendo el programa, en qué momento lo hace y tener una libertad para modificar estos comportamientos. Claro, para eso se necesita un conocimiento avanzado en programación; pero incluso si el usuario no es un programador, puede tener la paz mental de que otros ya pudieron comprobar que el programa gratuito que ha descargado no está realizando tareas maliciosas.
Algunas de las aplicaciones con licencia GPL más populares incluyen WordPress, Firefox, Audacity, Blender, LibreOffice, AdBlock Plus e incluso emuladores de consolas como PCSX2.
Ahora bien, se dan casos (como el de WordPress) en los que no hay muchas versión públicas diferentes a la original, en parte porque está lo suficientemente bien construido como para que los ajustes que se le hacen se presenten como plugins o adiciones; pero sí se puede dar el caso de que algunos sitios se construyan con versiones propias de la herramienta, que quien le hizo las modificaciones usa de forma privada e interna.
No todo el software gratuito es software libre
Y aunque por lo general el software libre tiende a ser software gratuito, el software gratuito no es siempre software libre. Software gratuito hace referencia a todo programa que no cuesta nada por descargar ni utilizar. Sin embargo, este software por lo general no maneja la licencia GPL, lo cual significa que solamente el creador del software sabe con exactitud qué es lo que está haciendo el programa.
Pongamos un ejemplo: los programas antivirus. Existe multitud de estos programas, creados por marcas bien establecidas como Malwarebytes, Kaspersky, Panda, Norton o McAffee, solo por nombrar algunas. Y aunque su software es gratis para descargar y ejecutar, en ninguno de estos casos el usuario está en total control del código que se ejecuta en su computador, sino que el control lo retiene la empresa desarrolladora.
Hace poco más de un mes se descubrió que Avast (conocida por más de una década por su antivirus gratuito Avast y el de su subsidiaria AVG) estaba corriendo código que recolectaba datos de sus usuarios para obtener métricas que luego serían vendidas a diferentes empresas, incluso gigantes como Google o Amazon.
Si este hubiera sido el caso con un programa de código abierto y bajo licencia GPL, los mismos usuarios (inicialmente, los más avanzados) habrían podido darse cuenta casi de inmediato de que el software estaba ejecutando código malicioso, y de que el programa que estaban utilizando es malware.
El modelo de negocio cambia dependiendo de la compañía
La cuestión se vuelve más complicada cuando hablamos sobre los modelos de negocio que tiene cada compañía. Al final del día, estas requieren un flujo de caja para poder seguir existiendo, cuya obtención depende de sus metas y expectativas.
El desarrollo y manutención de cualquier tipo de software siempre tendrá costos asociados, a menos que sean proyectos individuales, pequeños y muy específicos, como por ejemplo las extensiones y addons para navegadores.
Muchas de las compañías que funcionan bajo la licencia GPL por lo general también aceptan donaciones de todo tipo. A veces, este flujo libre también está sustentado por donaciones más grandes de diferentes lados. El proyecto SELinux, por ejemplo, está sustentado económicamente por el gobierno de Estados Unidos.
Firefox, por su parte, cuenta con el apoyo de la Fundación Mozilla, con sede en Mountain View, California, y que obtiene gran parte de sus recursos buscando contratos con empresas como Google y Yahoo para darles prioridad a sus buscadores dentro del entorno Firefox.
Por otra parte, también existen programas denominados freemium, término que hace referencia a software que es gratis de descargar y utilizar, pero cuyas funciones más avanzadas o corporativas necesitan de una licencia paga. A este grupo pertenecen juegos para teléfonos inteligentes como Candy Crush, Clash of Titans, entre muchos otros. De la misma forma, programas y servicios como Spotify, Dropbox y DaVinci Resolve usan este modelo.
Otro tipo de modelo es tener programas que tengan versiones pagas y gratuitas. En dicho esquema, los programas de pago soportan a los gratuitos, que están más enfocados en ganar una base sólida de usuarios. Este es el modelo de algunas empresas que ofrecen antivirus gratuitos, pero que además del software sin costo y con seguridad básica también venden paquetes mucho más avanzados a los usuarios que lo requieran.
¿Cuáles son los límites de una licencia GPL?
Un vacío de la licencia GPL es la forma de monetización que pueden hacer los usuarios. Si una persona toma el código fuente y luego lo comercializa y gana dinero de esta forma, ¿este modelo está amparado bajo la licencia GPL?
Lo cierto es que la licencia GPL no contempla el punto de vista económico del programa, sino solamente la libertad que existe sobre el código.
Pongamos un ejemplo. Existen páginas como GPLPlus o Nobuna que comercializan plugins y temas para WordPress con precios muy por debajo de lo que cobran los desarrolladores. En primer lugar, esta no es una práctica ilegal, sino que la misma licencia GPL permite que existan este tipo de sitios.
Según menciona GPLPlus, todos estos elementos, al igual que WordPress, están amparados con la licencia GPL que permite a todos los usuarios la distribución del código y no menciona la monetización. Es cierto que es una práctica que genera dudas en cuanto a su validez; de hecho, uno de los motivos por lo que estos servicios cobran tan barato es que no ofrecen al usuario el soporte que sí les dan los desarrolladores.
Para terminar
Recuerde siempre evaluar las opciones que tiene antes de descargar e instalar cualquier programa desde Internet. No todo el software propietario puede ser reemplazado por alternativas de código abierto, pero vale siempre la pena buscar. En muchos casos, el software libre es la mejor opción, como por ejemplo el caso de qBitTorrent, Notepad++ y Blender (cliente de Bittorrent, editor de texto y modelador 3D respectivamente).
No todo el software gratuito es creado igual, y saber mejor sobre los programas que estamos descargando es un paso valioso hacia la protección del Internet libre y de nuestros datos personales.
Imagen principal: Christian Wiediger en Unsplash