El eslogan de Rappi es ‘Corremos por ti’, y en efecto lo hacen, para satisfacción de muchos de sus clientes. Y corre en todos los aspectos, más allá de los domicilios: innovación, experimentación… pero ¿puede ser ese afán el que los esté llevando a cometer errores y convertirse en una empresa poco responsable con su crecimiento?
El caso Rappi, uno de los 11 unicornios latinoamericanos, merece un análisis detallado, porque así como es ejemplo y sin duda hoy clasifica como una de las grandes historias de éxito del ecosistema digital colombiano, no puede convertirse en uno que cree o replique malas prácticas de negocio.
Como señaló Mauricio Toro, representante a la Cámara por el partido Alianza Verde, es hora de que esta empresa sea responsable: “Vea el ejemplo de Mensajeros Urbanos o el de Domicilios.com, ellos ya están teniendo políticas de responsabilidad social con sus empleados y les están ayudando a aportar al sistema de seguridad. Ellos ya están avanzando. Rappi, no entiendo por qué, no está queriendo… yo creo que a Rappi le llegó el momento de dar el paso y decir: ‘Hoy tengo que ser responsable con mi crecimiento, porque he crecido gracias a esos asociados'”.
Mientras analizamos en detalle el ‘caso Rappi’, en próximos contenidos, hacemos una breve mirada de lo bueno y lo malo de la plataforma creada por Sebastián Mejía, Simón Borrero y Felipe Villamarín. ¿Qué puntos clave le agregarían a cada columna? Compartan sus ideas en Twitter o Facebook con el hashtag #ImpactoRappi, para que pasemos de la crítica –o la palmadita en la espalda– a la propuesta.