Cuando hablamos de movilidad, lo más probable es que la primera imagen mental de muchas personas sean sus teléfonos celulares. Sin embargo, aunque los teléfonos inteligentes se han convertido esencialmente en computadores en nuestras manos, la movilidad tiene una historia larga y que vale la pena repasar.
Como es de esperarse, la historia de la movilidad en tecnología ocurrió en paralelo a la historia de la computación. Mientras que por un lado se intentaba aumentar la capacidad de procesamiento de los computadores, también se buscaba la forma de reducir su tamaño y peso.
Computadores portátiles
Hoy en día podemos encontrar computadores que pesan un poco más de 1 kilogramo, como el Macbook Air. Hace 45 años, cuando IBM lanzó al mercado el primer computador personal, llegar a este peso era casi impensable.
El IBM 5100 llegó en el año 1975, pesaba un poco menos de 23 kilos y era un computador totalmente funcional que podía cargarse de un lado a otro como si fuera una maleta. El 5100 tenía una pantalla CRT de 5 pulgadas, más pequeña, incluso, que las pantallas de algunos smartphones modernos.
Contaba con un procesador Palm de 16 bits, entre 16 y 64 kilobytes de RAM y hasta 65 kilobytes de disco duro. Todo este paquete por un precio inicial de 8.975 dólares, equivalente a 43.000 dólares actuales o un poco más de $146.000.000. En sus principios, la movilidad era tal vez uno de los aspectos más costosos para los fabricantes.
Sin embargo, esta tendencia de volver los computadores personales cada vez más y más pequeños y portables impulsó a competidores como Osborne y Compaq para que entraran a este mercado a hacerle competencia a IBM. Compaq en particular, con el lanzamiento de su Compaq Portable, masificó el mercado de los portátiles ofreciendo el primer computador compatible con programas IBM a un precio mucho menor.
Con 53.000 unidades vendidas, el Compaq Portable marcó un hito no solamente al poner a Compaq en el mapa de los fabricantes de PC, sino además como uno de los primeros computadores móviles y de acceso mucho más masivo que los que ofrecía IBM.
Desde ese momento, y gracias a la competencia comercial entre IBM, Compaq, Osborne y Commodore, los portátiles de volvieron cada vez más pequeños, más ligeros y más asequibles para las grandes masas de gente.
Aunque ocurrieron bastantes mejoras a lo largo de los 80 y 90, el gran cambio que se tuvo que dar fue el de la independencia. Por lo general, todos los computadores portátiles necesitaban estar conectados constantemente a la pared.
Hacia finales de la década de 1990 y el comienzo del nuevo milenio, la tecnología en baterías de ion de litio logró que empezaran a salir al mercado los primeros laptops que seguimos utilizando hasta el día de hoy. El hecho de tener una batería interna significó que el usuario ya no estaría atado a la pared, y en últimas fue uno de los pasos más grandes hacia la movilidad actual.
Los “wearables”
La categoría de los “wearables” –también llamados computadores corporales o tecnología para vestir (básicamente, dispositivos que se pueden utilizar como una prenda puesta sobre o adherida al cuerpo)– puede pensarse que es un término más bien moderno y que aplica solamente a los relojes inteligentes que se ha popularizado. Sin embargo, este tipo de computadores existen desde hace varias décadas.
Incluso antes de la masificación de los computadores portátiles, un hombre llamado Steve Mann ensambló computadores que se anexan a las prendas de ropa y la pantalla está por lo general muy cerca de los ojos.
Sin embargo, aunque el las décadas de los 80 y 90 hubo intentos de crear piezas como gafas de realidad aumentada, o relojes que imitaban la funcionalidad de PDA (por la sigla en inglés de asistentes personales digitales), nunca fueron verdaderamente prácticos ni ofrecían tantas funciones para justificar el precio.
Con la creación de protocolos como Bluetooth, y también la densificación de los procesadores que utilizamos, se tuvo la posibilidad de tener sistemas mucho más responsivos en nuestras muñecas.
Por lo general, el concepto era tener computadores completos o teléfonos enteros pero en un formato de ‘reloj’. Este concepto ha cambiado, y hoy en día la mayoría de wearables que utilizamos tienen funciones específicas. Los smartwatch, por ejemplo, no son el teléfono, sino que complementan el teléfono y ofrecen funciones más rápidamente. También es este el caso de las bandas para ejercicio y otros implementos.
Y no podemos olvidarnos de las smartglasses, un segmento en el que Google irrumpió con Google Glass, pero que al ser una tecnología tan temprana sufrió de muchos problemas como una batería pequeña, o del sistema de sonido que no funcionaba tan bien.
Hoy por hoy, empresas del tamaño de Amazon están trabajando para poder integrar las funciones de los parlantes inteligentes, como Alexa, en la forma de gafas.
En el sector de la salud
Por si fuera poco, la irrupción de los wearables también ha tenido un impacto grande en el sector de la salud. Por ejemplo, aunque en el pasa los marcapasos tenían la única función de emitir electricidad para que el corazón del paciente ejerciera los movimientos de diástole y sístole, hoy en día su función va mucho más allá. Existen, por ejemplo, marcapasos que se puede insertar al cuerpo del usuario haciendo uso de simples catéteres, sin necesidad de cirugías. Más modernos aún, algunos marcapasos pueden integrar sistemas de monitoreo cardiaco, predicción de patrones y también prevenir riesgos dependiendo de la actividad de usuario.
Movilidad en transporte: automóviles y aviones
Y para continuar no podemos olvidar que la movilidad también está en poder comunicarnos cuando queramos, sin importar si estamos manejando a 100 km/h o volando 10.000 kilómetros por encima del nivel del mar.
Desde el pasado, los automóviles siempre han intentado estar bastante conectados, incluyendo sistemas de entretenimiento que mejoran la experiencia del usuario. En el pasado, algunos vehículos también tenían sistemas telefónicos integrados que usaban las primeras redes 1G y 2G en los países. Hoy en día, muchos fabricantes de vehículos incluyen sistemas siempre conectados a 4G, como el Tesla Modelo S.
[su_youtube url=”https://www.youtube.com/watch?v=RU4GW–wD_M” width=”840″ height=”460″]
Por si fuera poco, los vehículos de Tesla pueden recibir actualizaciones de software directamente desde wifi que mejoran el rendimiento del vehículos y optimizan la experiencia que tienen los usuarios.
Por otro lado, el casi milagro de poder contar con conexión de Internet en los viajes aéreos intercontinentales no sería posible sin una robusta red de satélites que nutran esta conexión. Empresas como Gogo se encargan de no sólo tener los satélites, sino también de fabricar los receptores que los fabricantes de aviones o las aerolíneas pueden incorporar.
En la actualidad, aerolíneas como Air Canada, Cathay Pacific, Latam, KLM y British Airways ofrecen entretenimiento y conexión a Internet en todos sus vuelos, ya sean dentro del mismo continente o intercontinentales.
Para cerrar…
Es cierto que las redes celulares y los teléfonos se han convertido en el estándar de lo que significa ser móvil, pero la movilidad va mucho más allá, llegando incluso a terrenos que a primera vista no resultan tan cercanos.
Los últimos 10 años han traídos cambios gigantes en el tema de movilidad, ¿qué traerán los siguientes 10?
[su_divider top=”yes” text=”” style=”default” divider_color=”#999999″ link_color=”#999999″ size=”1″ margin=”15″ class=””]
Imagen principal:Laurie Decroux en Unsplash