Era un día entre semana, salía de una reunión y necesitaba una pausa. Entré al primer café que encontré y me senté en un sillón a descansar por unos minutos. A mi derecha, un hombre de corbata atendiendo una conferencia virtual con un cliente extranjero, pues hablaba otro idioma.
A mi izquierda, un grupo de jóvenes elaborando un plan de trabajo en un celular e intercambiando ideas para realizar la próxima entrega audiovisual de su compañía.
Y más hacia el fondo, un equipo de 4 empleados de la misma empresa, puesto que todos portaban el carnet de la organización, en una reunión de seguimiento o evaluación porque constantemente votaban por diferentes items que uno de ellos iba revisando en una tableta.
Me sorprendí descubriendo que en realidad eran más las personas que estaban allí con sus equipos trabajando, casi nadie iba por un encuentro social.
Aunque las oficinas existen y seguirán sirviendo a su propósito por mucho tiempo, nunca había sido tan claro que atrás van quedando los puestos de trabajo con la foto familiar y el cactus sobre el computador. Soy testigo de esta forma distinta de trabajo desde hace años, en cafés, restaurantes y aeropuertos. Con el avance de la tecnología ha surgido toda una generación de empleados que está rompiendo este concepto, y con nueva generación no me refiero tan solo a los jóvenes ‘millennials’, sino a todos los que hemos abrazado la tecnología simplemente porque nos facilita la vida y el trabajo, porque ha hecho más eficiente la forma en que desempeñamos nuestras labores.
El paradigma que asocia la productividad de un empleado al número de horas que pasa en la oficina está casi deshecho, hoy es mucho más común llegar en la mañana y encontrar ese espacio casi vacío y en silencio. Tanto las cifras como la experiencia nos han demostrado que contar con la opción de manejar nuestro tiempo nos lleva a ser más productivos, a trabajar por la consecución de resultados y lograr un mayor nivel de satisfacción cuando está en nuestro poder decidir cuál es el alcance de la dedicación que otorgamos al ámbito de la vida personal.
Es casi increíble el impacto que una buena conexión a Internet y una excelente implementación de tecnologías para la movilidad empresarial pueden tener en el incremento del nivel de competitividad de una organización y en la productividad de sus colaboradores.
Porque llámese teletrabajo, esquemas de trabajo flexible o de otra forma, las posibilidades de reducir tiempos improductivos como el traslado de la casa a la oficina, de capturar y retener talentos en cualquier parte del mundo, y de brindarles a las personas las herramientas que les permitan ser más creativas, siempre será una buena estrategia para una organización que busca crecer e innovar.
Este concepto ha venido tomando fuerza en todo el mundo y también en nuestro país, no lo digo solo por mi experiencia con clientes o mis observaciones en el café, sino porque de acuerdo con el Ministerio TIC, Colombia triplicó el número de teletrabajadores en los últimos 4 años, al pasar de 31.000 personas en 2012 a 95.000 en 2017.
Y esto no solo ocurre en Bogotá: el número de teletrabajadores por ciudades ha aumentado. Si bien la capital del país genera el mayor crecimiento al pasar de 23.485 en 2012 a 55.848 empleados en esta modalidad en 2016, le siguen Medellín donde se incrementó de 2850 a 25.081, y, en tercer lugar, Cali, que pasó de 3012 a 5723 teletrabajadores. Son justamente las grandes ciudades que han visto en el teletrabajo la opción ideal a la hora de combatir los problemas de movilidad, pues un empleado puede gastar hasta 90 minutos en desplazarse de la casa al trabajo, que al año equivale a permanecer hasta mes dentro de un vehículo.
Ahora bien, los modelos de trabajo flexible también tienen muchas ventajas para las compañías, tanto cuantificables como no cuantificables. Según un estudio realizado por el Centro Nacional de Consultoría, la Corporación Colombia Digital y los ministerios TIC y de Trabajo, los empresarios encuentran entre los principales beneficios la disminución de costos en operaciones (47%); el aumento de la eficiencia de los procesos (37%) y el aumento de la rentabilidad (17%).
En general, tanto organizaciones como individuos hemos venido entendiendo que todos podemos trabajar de forma productiva, desde cualquier lugar, incluso si estamos atascados en medio del tráfico o si la información que manejamos es confidencial y sensible, porque también es posible implementar soluciones que permiten el acceso seguro para acceder e intercambiar esos datos.