¿Cómo liderar? Una de las tantas preguntas del millón, especialmente en un año que ha puesto a prueba a prácticamente todo el planeta. Y nos adelantaremos, no hay una única respuesta. Es por esto que existen personas encargadas de pensar en estas cosas, de diseñar estrategias, de sacudir mentes, para que de alguna manera cada persona, cada organización pueda ir encontrando su rumbo.
Gabriel Weinstein, director de Innovación en Olivia Consultora y alumno de Singularity University, es una de esas personas que se encargan de sacudir la cabeza y lo hace desde el primer momento. Su conferencia en el SingularityU Digital Summit la realizó desde la cocina. ¿Y esto por qué es importante? Porque es el resultado de un ejercicio de adaptación y de encontrar oportunidades. Se dio cuenta de que la casa puede ofrecer más herramientas que un escenario, un salón de eventos, una tarima y un atril. Fue charlando sobre liderazgo y empatía mientras cocinaba.
Transformación continua
¿Qué va a pasar este año o en 2021? No se sabe, existía todo tipo de proyecciones para 2020 y todo cambió. Este es un mundo cambiante y la “única forma de sobrevivir, como persona o como organizaciones, es adaptándonos y transformándonos de forma continua“, señaló Weinstein. Y eso, justamente, ha sido el mayor de los retos: aprender a hacer las cosas de manera diferente y adaptarse (no reinventarse).
En 2020 se han estado viviendo todo tipo de crisis, y para entender el escenario Weinstein puso el ejemplo de un avión cayendo en picada. Aquí hay quienes presionan todos los botones a ver si se puede hacer algo… y están los grandes pilotos.
Entonces se refirió a la visión de una organización, la cual viene usualmente en forma de CEO. Más que un cargo de nombre bonito, es un espacio para quienes pueden ver los puntos de inflexión, para quienes tengan la capacidad de identificar leves señales y “no se trata de ver el futuro, sino de ver varios futuros. Hay que abrir el ángulo para entender que tenemos diferentes alternativas”.
En términos de negocio, Weinstein se refiere al punto de inflexión para ser capaces de entender la tendencia actual y cuál es la tendencia futura que va a romper con la que existe hoy. “Cuando hablamos de escenarios futuros no hablamos de optimismo. Hablamos de escenarios objetivo, plausibles y provocativos“.
Puntualmente, con la pandemia lo que sucedió es que de manera obligatoria nos hizo teletrasportamos a un futuro que no se conocía, uno en el que no se podía salir de casa, uno en el que –sin distinción– debíamos tener habilidades que no teníamos y, lo más complejo, que se tuvo el tiempo para desarrollarlas; un futuro en el que la receta que teníamos ya no funcionaba. En cuestión de días, semanas, se tuvo que aprender a trabajar en casa (con las implicaciones de cada caso específico), a estudiar en casa, e incluso a convivir bajo nuevas dinámicas.
6 conceptos para trabajar y ser una organización adaptativa
- Propósito: “No es la misión o la visión. Es aquello que conecta. Es la razón por la que nos levantamos todos los días, es el norte, lo que te apasiona seguir. No se trata de tener un propósito por un tema de marketing o vender algo inocuo. Un propósito bien declarado te ayuda a salir de la crisis, un propósito mal declarado te hunde aún más“.
- Liderazgo: “La pandemia muestras ciertas debilidades y vulnerabilidades, entonces el liderazgo volvió a ser control (reuniones de seguimiento para verificar que se cumpla); el liderazgo no funciona así. Tiene que funcionar de forma presencial, virtual o mixta. El liderazgo para muchos es una cuenta pendiente. Mirar a una persona líder es buscar un norte y por eso es que tenemos esa cuenta pendiente”.
- Mentalidad de experimentación: Aquí entra el Status Quo –que no existe y el objetivo de las organizaciones debería ser aniquilarlo–. “Deberíamos probar cosas nuevas, validar ágilmente, pivotear las veces que haga falta hasta encontrar un modelo de negocio que haga disrupción. Se trata de expandir las fronteras organizacionales, de romper con lo que es posible y ser un poco más irracional en vez de ajustarse al molde. Si logramos hacer eso no tenemos que preocuparnos por desarrollar la capacidad de adaptarnos, de eso tendrán que preocuparse otros“.
- Balance de miradas: “Tiene que ver con dejar de mirarnos el ombligo, tiene que ver con mirar hacia fuera y dejar de creer que somos el centro. Buscar estímulos afuera para romper con el círculo. Tenemos que volver a escuchar, volver a aprender, tenemos que desarrollar la empatía organizacional para identificar las señales, para permitirnos diseñar. La gran mayoría de las empresas está esperando que llegue la nueva normalidad y que sea parecida a la vieja para poder continuar haciendo lo que venían haciendo,pero esa continuidad no sirve. Necesitamos hackear el negocio“. Una empresa ‘cliente-centro’ implica cambiar, para generar experiencia de cliente y experiencia de colaboración del mercado.
- Cultura: “Aquello que sucede cuando el jefe no está. Tenemos que ser conscientes que esta no va a ser la última crisis que enfrentemos. Si no nos toca esta, será la próxima o la siguiente, es un tema de probabilidad. El objetivo de una organización no es transformarse digitalmente, es desarrollar las habilidades necesarias para transformarse cuando lo requiera. Y cuando eso suceda lo va a estar haciendo por visión, porque la transformación deja de ser la razón, es el motor. Entonces serán organizaciones líquidas, que se vayan adaptando a lo que se va necesitando, al contexto que vaya ocurriendo“.
- Talento. Sin embargo, este punto no lo desarrollo durante la intervención en el evento.
Liderazgo de organizaciones que aprenden en tiempo real
En otro espacio del SingularityU Digital Summit, se ahondó más en el liderazgo. Fue en la charla de Ricardo Cavallini, que se centró en el concepto de la disrupción desde un miedo primitivo: el miedo al cambio, en diferentes momento.
- La nueva normalidad
El miedo al cambio siempre ha existido, la humanidad ya pasado por ‘nuevas normalidades’ en diferentes momentos; solo hay que mirar al pasado, en otras revoluciones industriales. Cavallini señaló que en Colombia, para 1900, la expectativa de vida era de 29 años; hoy es de 77 años, pero así como dicen que los niños de hoy trabajaran en cosas que aún no existen, los niños de hoy probablemente vivirán al menos 100 años. ¿Cuántas olas de disrupción van a vivir? “Las cosas serán aún más rápidas que ahora”.
“Las cosas pasan tan rápido que parecen ciencia ficción”, dijo Cavallini, y recordó algunos de los desarrollos más recientes, como los lanzamientos al espacio o robots que hacen gimnasia.
- Todo puede ser mejorado
En todo momento, todo se puede mejorar y siempre se necesitarán nuevas soluciones. “Innovación no es un teléfono nuevo, puede ser cualquier cosa, en cualquier lugar, por eso es que hay que hacer experimentos“.
¿Quieren un reto?, lean sus propios tuits. Solo hay una cosa más bochornosa que mis tuits de hace 5 años: los de hace 10 años.
- No todo es tecnología: son personas, negocios y tecnología
Los cambios más grandes no son tecnológicos: “Se trata de modelos de negocios y el comportamiento de las personas (consumidores). Los hábitos de las personas cambian, nuestra cultura está en cambio constante y no tenemos 80 años para adaptarnos”. Destacó el caso de algunas empresas de tecnología que entienden los problemas y cambian. Un caso puntual: la discriminación en la tecnología de reconocimiento facial.
- Personas primero
Es una de las frases más populares, pero justamente la que parece generar mayores retos. Es necesario pensar primero en las personas, en los consumidores. Que las empresas de tecnología sean las más valoradas y poderosas “no es por el dinero en sí, es por el amor a la marca“. ¿Qué hacen para que las personas logren enamorarse de esas marcas? Resaltó el caso de Nubank en Brasil, es más que un banco digital. “Las startups resuelven problemas reales de la gente“
- Hay que entender que existen vírgenes digitales
No todas las personas pagan a través de la banca móvil, no toman citas médicas por telemedicina, o no compran a través de aplicaciones. Los ‘vírgenes digitales’ existen: “Son nuevos clientes y necesitan de nuestra ayuda“.
- La comunidad genera valor
Esta es una lección especialmente para quienes viven obsesionados con la competencia. “Las compañías deben estar dispuestas a la innovación abierta”, a la colaboración (algo que en otros espacios llaman también coopetencia). Cuando A se alía con B, logran mejores resultados. Destacó el caso de las dinámicas de las comunidades makers de todo el mundo durante la pandemia, uniendo conocimientos y esfuerzos para innovar. Cavallini invitó a trabajar más por los desarrollos hechos por colaboración: “Son más plurales de lo que creemos“.
- La zona de confort se acabó
Lo cual, destacó, es la buena y la mala noticia del asunto. En el primer caso se reflejará en innovaciones y nuevas oportunidades; en el segundo, será el hundimiento.