SOS por los templos del patrimonio científico de Colombia

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Los edificios más importantes de la ciencia del país están en peligro. Como sociedad debemos poner el foco en ellos para salvaguardar el patrimonio científico del país.

Publicado el 19 Mar 2019

ciencia de Colombia. Patrimonio científico

El edificio que alberga la colección más grande y completa de la biodiversidad de Colombia no aguanta más y su tesoro está en riesgo. Se trata del edificio de Ciencias de la Universidad Nacional, donde reposan millares de colecciones de mamíferos, aves, reptiles, peces, arañas, escorpiones y mariposas, entre otros. Y no es el único, el Observatorio Astronómico Nacional (OAN), situado en los jardines de la Casa de Nariño (la Presidencia de la República) también lucha por su supervivencia.

Pensar en que alguna vez Colombia fue el motor del desarrollo de la ciencia del continente puede parecer irreal. Pero cuando en ningún otro lado del continente se hacían ambiciosas investigaciones, en Colombia nacía la Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada y por esos días se construía precisamente su principal centro de operaciones, el OAN, el primero del continente, que fue terminado en 1803. (Estados Unidos construyó el suyo 50 años después).

Patrimonio científico y arquitectónico de Colombia.

Este fue el centro de la formación científica de Colombia, donde se dieron las primeras clases formales de matemáticas, física y botánica, entre otras, y fue el punto de referencia para la creación cartográfica del país (es el punto de referencia para la creación de todos los mapas de Colombia).

Allí nació la Sociedad Geográfica Colombiana, y fue el cuartel de reuniones de mentes prodigiosas como José Celestino Mutis, Alexander von Humboldt, el sabio Francisco José de Caldas y, en otras épocas, del astrónomo Julio Garavito Armero. De hecho, cuentan que Humboldt, cuando iba en su viaje a Cuba, se desvió hacia Colombia porque le dijeron que aquí había un observatorio, y quedó sorprendido porque en efecto se hacían importantes descubrimientos, aunque no había publicaciones.

Pero más allá de la sensación nostálgica y romántica, este es un llamado para recuperar uno de los edificios más importantes del desarrollo científico de Colombia y para, realmente, poner en el centro de la agenda a la ciencia como motor de transformación del país. ¿Quiénes más podrían haber sido los primeros científicos de datos sino aquellos que analizaron millones de estrellas?

Fortalecer la cultura astronómica de Colombia

No se pueden desconocer los aportes que Colombia ha hecho a la ciencia en diferentes áreas, y en astronomía hay antecedentes importantes. Francisco José de Caldas, quien dirigió el OAN, implementó un método para definir la longitud y la latitud geográfica a partir de las observaciones de los cuerpos celestes, así como la creación de un almanaque y un calendario rural. Julio Garavito modificó el método de Talcott para medir las longitudes y latitudes del territorio colombiano y creó las tablas sobre el movimiento lunar, y la Unión Astronómica Internacional bautizó un conjunto de cráteres en el lado oscuro de la Luna con su nombre.

Por varios años, estos personajes fueron reconocidos en la sociedad colombiana e hicieron parte de los billetes nacionales. Pero ya no se reconoce a ninguno, y así mismo pareciera que el reconocimiento en general disminuye y las luchas del OAN no han dado resultado. Ha sido visto, incluso, como un vecino incómodo que tal vez sería mejor echar abajo, por eso el que las personas lo conozcan y lo visiten es importante (aquí les cuentan cómo).

¿Cómo es posible que un lugar como este, donde nacieron las telecomunicaciones del país, no cuente con conectividad? En su terraza se instalaron las primeras antenas y se hicieron las primeras pruebas de transmisiones, según relata Santiago Vargas Ph.D, coordinador de Comunicaciones y Difusión Científica del observatorio.

El edificio tampoco cuenta con electricidad independiente: de hecho, por más de 2 años estuvo sin servicio, porque desde la Presidencia de la República no quisieron subsidiarle más la energía. Por eso, alguno de los planes que buscan la autonomía energética para el OAN incluyen la instalación de paneles solares, para así no depender del interés de cada huésped del Palacio de Nariño (cuentan que hubo una Primera Dama que en su momento, lo quiso convertir en salón para tomar el té).

El Observatorio Astronómico Nacional cuenta con un presupuesto semestral de 6 millones de pesos, realmente una suma más simbólica que útil: ¿qué se puede con 1 millón al mes? Pero también es cierto que hay otras urgencias en la Ciudad Universitaria (como el edificio de ciencias) y la falta de recursos en general sigue siendo un tema crítico.

Por eso, las ideas nacen desde las iniciativas académicas, pero podrían no estar solos para que este espacio gire en torno, una vez más, a la ciencia y las investigaciones de estudiantes jóvenes. Sin embargo, si no hay inversión esto no será posible. El estado actual del edificio limita el acceso de grupos numerosos, como colegios. Este tipo de visitas debieron ser suspendidas por el mal estado de la estructura y el riesgo de colapso.

En Colombia, solo la Universidad de Antioquia cuenta con un pregrado en astronomía, por lo que la mayoría de estos profesionales se ha formado en el extranjero. La Universidad Nacional tiene maestría en el área y suma 60 egresados –entre ellos, 14 mujeres–, y ahora cuenta con el primer doctorado en astronomía. La idea es ofrecer 2 cupos para cursar el doctorado cada semestre.

Desde el punto de vista académico, el doctorado está dirigido a Big data, porque en astronomía todo son millones de datos. El primer científico de datos fue Hiparco de Nicea, quien tomó datos de las estrellas y las clasificó.

Hoy, uno de los sitios del mundo donde más se analizan datos y que más poder computacional tiene es la Nasa. Los algoritmos más fuertes son los de la Nasa, que desde sus naves están enviando información.

Santiago Vargas, coordinador de Comunicaciones y Difusión Científica del OAN.

Usar la riqueza del OAN con innovación para que regrese la ciencia

Vargas también comparte que, así como sucede en otros países, sería ideal que pudiera abrirse el espacio para que el público general pueda hacer observaciones astronómicas. En este momento es un lujo exclusivo para estudiantes de la Universidad Nacional, cuando los dejan ingresar (la relación con su vecino próximo, la Presidencia de la República, puede dificultar las cosas en ocasiones). De hecho, esta es una de las actividades que se han adelantado, y deben continuar promoviéndose, en otros espacios como el Jardín Botánico, el Planetario de Bogotá, Maloka o el Parque Explora (Medellín).

Igualmente, hay universidades que hacen jornadas de estudio del cielo abiertas al público, como las universidades de los Andes, Sergio Arboleda, El Bosque, Tecnológica de Pereira y, por supuesto, la Nacional.

Por otro lado, existen espacios independientes y alternativos en donde también se hacen observaciones astronómicas, como el Desierto de la Tatacoa, el observatorio en el Agroparque del Sabio Mutis, el Instituto Tecnológico Metropolitano de Medellín, el observatorio de Zaquencipa (Villa de Leyva), el de Manizales (que cuenta con un planetario móvil) y la Biblioteca Departamental (en Cali).

Diferentes tecnologías pueden convertirse en un recurso valioso para recuperar espacios como el OAN. Por un lado, para trabajar recorridos virtuales en él (que aunque no es un museo, tiene elementos que podrían convertirlo en uno) y, por el otro, para promover el desarrollo científico.

Dentro de las historias del lugar se destaca la de la primera imagen modificada (lo que hoy se llamaría ‘una foto con Photoshop’) de Colombia. Hacia 1867, Tomás Cipriano de Mosquera estaba encarcelado allí, y se pintó un cuadro de él jugando ajedrez con su carcelero. Pero para hacerlo más bonito, modificaron el fondo de la Bogotá que alcanzaba a percibirse sobre la baranda de la terraza.  El fotógrafo José Gregorio Gutiérrez hizo un fotomontaje, remplazando las tejas de las casas bogotanas por el ícono de la ciudad: la Catedral Primada.

Si bien se esperaría que desde el Gobierno Nacional hayan acciones, la urgencia es tal que se buscan más soluciones. Ante la situación del edificio de Ciencias de la Universidad Nacional hacen un llamado para que las empresas hagan donaciones por motivo de ciencia y tecnología, pues la ley otorga beneficios tributarios. Y como ciudadanos los aportes son variados, desde visitar estos lugares hasta ejercer gobernanza por la ciencia.

Información para acceder a beneficios tributarios por Ciencia y Tecnología.

Resulta algo contradictorio que se esté dando esta situación cuando a la vez se promueve el que Colombia transite hacia su Transformación Digital.

Mientras que el segundo semestre de 2018 dejó en evidencia la precaria situación de la educación pública, 2019 arrancó con la creación de uno de los primeros centros de investigación para la Cuarta Revolución Industrial en el mundo, el cual sin duda aportará para que el país se vuelva un referente en este campo.

El reto estará en lograr un balance y que la C de Ciencia (en cualquiera que sea la sigla: de CTeI, TIC, CTI) sea tan fuerte y promovida como la Tecnología y la Innovación. Los centros de ciencia también deben ir en esa senda que se está impulsando, visibilizarlos hace parte de la tarea.

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Sandra Defelipe Díaz

Soy periodista, productora, formadora y emprendedora digital, y tengo el orgullo de ser la integrante más antigua de Impacto TIC, lo que ha hecho que este sea mi principal espacio de formación continua. También les tengo historias de capoeira, cultura y de Tenjo, Cundinamarca. Sandra fue periodista de Impacto TIC desde antes de su fundación hasta 2022, y sigue colaborando.

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