El edificio que alberga la colección más grande y completa de la biodiversidad de Colombia no aguanta más y su tesoro está en riesgo. Se trata del edificio de Ciencias de la Universidad Nacional, donde reposan millares de colecciones de mamíferos, aves, reptiles, peces, arañas, escorpiones y mariposas, entre otros. Y no es el único, el Observatorio Astronómico Nacional (OAN), situado en los jardines de la Casa de Nariño (la Presidencia de la República) también lucha por su supervivencia.
Pensar en que alguna vez Colombia fue el motor del desarrollo de la ciencia del continente puede parecer irreal. Pero cuando en ningún otro lado del continente se hacían ambiciosas investigaciones, en Colombia nacía la Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada y por esos días se construía precisamente su principal centro de operaciones, el OAN, el primero del continente, que fue terminado en 1803. (Estados Unidos construyó el suyo 50 años después).

Este fue el centro de la formación científica de Colombia, donde se dieron las primeras clases formales de matemáticas, física y botánica, entre otras, y fue el punto de referencia para la creación cartográfica del país (es el punto de referencia para la creación de todos los mapas de Colombia).
Allí nació la Sociedad Geográfica Colombiana, y fue el cuartel de reuniones de mentes prodigiosas como José Celestino Mutis, Alexander von Humboldt, el sabio Francisco José de Caldas y, en otras épocas, del astrónomo Julio Garavito Armero. De hecho, cuentan que Humboldt, cuando iba en su viaje a Cuba, se desvió hacia Colombia porque le dijeron que aquí había un observatorio, y quedó sorprendido porque en efecto se hacían importantes descubrimientos, aunque no había publicaciones.
Pero más allá de la sensación nostálgica y romántica, este es un llamado para recuperar uno de los edificios más importantes del desarrollo científico de Colombia y para, realmente, poner en el centro de la agenda a la ciencia como motor de transformación del país. ¿Quiénes más podrían haber sido los primeros científicos de datos sino aquellos que analizaron millones de estrellas?
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Fortalecer la cultura astronómica de Colombia
No se pueden desconocer los aportes que Colombia ha hecho a la ciencia en diferentes áreas, y en astronomía hay antecedentes importantes. Francisco José de Caldas, quien dirigió el OAN, implementó un método para definir la longitud y la latitud geográfica a partir de las observaciones de los cuerpos celestes, así como la creación de un almanaque y un calendario rural. Julio Garavito modificó el método de Talcott para medir las longitudes y latitudes del territorio colombiano y creó las tablas sobre el movimiento lunar, y la Unión Astronómica Internacional bautizó un conjunto de cráteres en el lado oscuro de la Luna con su nombre.
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Por varios años, estos personajes fueron reconocidos en la sociedad colombiana e hicieron parte de los billetes nacionales. Pero ya no se reconoce a ninguno, y así mismo pareciera que el reconocimiento en general disminuye y las luchas del OAN no han dado resultado. Ha sido visto, incluso, como un vecino incómodo que tal vez sería mejor echar abajo, por eso el que las personas lo conozcan y lo visiten es importante (aquí les cuentan cómo).
Esfera celeste del sabio Caldas Placas para la creación cartográfica. Colección numismática que honra a científicos colombianos.
¿Cómo es posible que un lugar como este, donde nacieron las telecomunicaciones del país, no cuente con conectividad? En su terraza se instalaron las primeras antenas y se hicieron las primeras pruebas de transmisiones, según relata Santiago Vargas Ph.D, coordinador de Comunicaciones y Difusión Científica del observatorio.

El edificio tampoco cuenta con electricidad independiente: de hecho, por más de 2 años estuvo sin servicio, porque desde la Presidencia de la República no quisieron subsidiarle más la energía. Por eso, alguno de los planes que buscan la autonomía energética para el OAN incluyen la instalación de paneles solares, para así no depender del interés de cada huésped del Palacio de Nariño (cuentan que hubo una Primera Dama que en su momento, lo quiso convertir en salón para tomar el té).
El Observatorio Astronómico Nacional cuenta con un presupuesto semestral de 6 millones de pesos, realmente una suma más simbólica que útil: ¿qué se puede con 1 millón al mes? Pero también es cierto que hay otras urgencias en la Ciudad Universitaria (como el edificio de ciencias) y la falta de recursos en general sigue siendo un tema crítico.
Por eso, las ideas nacen desde las iniciativas académicas, pero podrían no estar solos para que este espacio gire en torno, una vez más, a la ciencia y las investigaciones de estudiantes jóvenes. Sin embargo, si no hay inversión esto no será posible. El estado actual del edificio limita el acceso de grupos numerosos, como colegios. Este tipo de visitas debieron ser suspendidas por el mal estado de la estructura y el riesgo de colapso.
Centros de #Ciencia como el Observatorio Nacional de Astronomía necesitan revitalizarse. @astrosvd nos habló sobre algunos planes para este patrimonio científico. ? ✨ ?
— Impacto TIC (@ImpactoTIC) 20 de marzo de 2019
Visítenlo, es abierto al público con previa inscripción:
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