Cuando hablamos de televisores, una de las preocupaciones más grandes es la calidad de imagen del dispositivo. Esto, en la mayoría de los casos, no solamente tiene que ver con elementos como el contraste, la opción de alto rango dinámico o la saturación de colores, sino también con qué tan nítida y clara es la imagen que está presentando.
Tal vez uno de los retos más grandes de los televisores modernos es tener que lidiar con contenidos creados con resoluciones que en ocasiones están muy debajo de su resolución nativa. Desde hace varios años los televisores han integrado opciones para ajustar contenidos de baja resolución, mejorarlos y presentar una imagen más nítida, pero últimamente este terreno ha cambiado radicalmente gracias a la introducción de la Inteligencia Artificial.
Entendiendo mejor la resolución
Para entender mejor el trabajo de la Inteligencia Artificial, es conveniente primero hacer un repaso general por la resolución de los televisores y qué implicaciones tiene para los usuarios. Como es bien sabido, la resolución se refiere al número de píxeles a lo largo y alto de una imagen. Si hablamos de 1080p, por ejemplo, nos referimos a 1.920 píxeles de largo y 1.080 píxeles de alto. Esta relación se traduce a alrededor de 2 millones de píxeles en total.
Ahora, cuando vemos un televisor o monitor que tiene una resolución nativa de 1080p, esto significa que en ese espacio tiene el total de 2 millones de píxeles para mostrar videos exactamente en Full HD. Sin embargo, es muy común que en muchos casos la resolución de un televisor no coincida con la resolución del video o contenido que estemos reproduciendo.
Pensemos, por ejemplo, en un televisor que tenga una resolución de 1080p pero que está reproduciendo un video de YouTube de 720p, una resolución menor. Para evitar que la imagen se vuelva pixelada, que pierda detalles o que tenga un marco negro alrededor, muchos televisores realizan ajustes para ‘convertir’, de alguna manera, esa imagen de 720p a una de 1080p mucho más nítida y clara en la pantalla.
El procesamiento de estos píxeles se conoce como scaling en inglés, que algunas empresas llaman ‘escalación’ en español. Este proceso no solamente se utiliza para convertir una imagen de baja resolución a una más alta, sino también de una resolución muy alta a una más pequeña que se ajuste mejor a la pantalla. Un ejemplo de esto es reproducir una imagen 4K en un monitor 1080p.
Ajuste de imagen
En sus inicios, el proceso de conversión solía ser relativamente primitivo y en muchos casos solamente se limitaba a copiar píxeles adyacentes para poder mostrar una imagen más grande. Con el tiempo, sin embargo, los fabricantes de televisores y de sus chips empezaron a utilizar técnicas más avanzadas para producir una imagen de más alta resolución.
Estas técnicas en muchos casos implicaban no solamente copiar píxeles, sino analizar y determinar de manera inteligente cada píxel para obtener una mejor calidad. Esto se tradujo en una mayor nitidez, así como también permitió tener colores y sombras continuos y sin señales de que son tratados digitalmente en tiempo real.
Aunque esta técnica es muchos casos funcionaba bien, la limitación estaba principalmente en que este modelo era aplicado para todas las escenas sin importar qué se estaba mostrando. Tenemos, entonces, que una imagen nocturna con sombras y alto contraste era procesada igual que una escena en la playa con mucha luz y muy pocas sombras. En palabras sencillas, lo que es bueno para algunas imágenes puede verse muy mal en otras.
La entrada de la Inteligencia Artificial
Así las cosas, una de las mejores soluciones para el procesamiento de imagen en los televisores ha estado en el uso de la Inteligencia Artificial. Incluso utilizando algoritmos antiguos, el hecho de poder analizar cada imagen en el televisor en tiempo real y poder cambiar los ajustes de acuerdo con lo que se vea mejor fue un avance masivo para la industria. Esto es especialmente cierto hoy en día, cuando 4K se ha convertido en el estándar y empezamos a ver incluso televisores en 8K, pero la mayoría de los contenidos no fueron grabados a esas resoluciones.
Por el lado de los fabricantes, compañías como MediaTek han empezado a integrar unidades especiales para el procesamiento de imágenes. El reciente Pentonic 2000, por ejemplo, utiliza los núcleos de Inteligencia Artificial para escalar imágenes hasta llegar a una resolución de 8K. Así mismo, es capaz de identificar no solamente la escena que está mostrando, sino también los objetos que aparecen para cambiar dinámicamente la configuración del televisor.
Si bien esta tecnología ha sido utilizada ampliamente para poder aumentar artificialmente la resolución de los contenidos, sus usos también se han expandido a todas las fronteras de los televisores. Tenemos, entonces, que un televisor puede detectar no solamente que un usuario está viendo deportes, sino también qué deporte y modificar aspectos como el contraste, la nitidez o la tasa de refresco dependiendo de qué se ve mejor.
Tal vez uno de los mejores apartados de esto es que, dado que los televisores realizan el análisis independientemente, los ingenieros de MediaTek o del fabricante de televisores pueden desarrollar nuevos filtros y algoritmos que luego son lanzados en forma de actualizaciones. Esto significa que la imagen del televisor nunca se degrada, sino que de hecho recibe mejoras a lo largo de toda su vida útil.
La popularidad y los resultados demostrados de este tipo de tecnologías ya se pueden ver no solamente en el terreno de los televisores, sino también en mercados como el de los de teléfonos e incluso en los juegos de video, en donde compañías como Intel, Nvidia y AMD utilizan el poder de la Inteligencia Artificial para mejorar la imagen de los videojuegos. En un mercado de televisores con resoluciones cada vez más altas y usuarios que demandan la mejor calidad, es seguro apostar que la Inteligencia Artificial ha llegado para quedarse.
Imagen principal: Thom Milkovic (Unsplash)