Según el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), el conflicto armado en Colombia dejó la lamentable cifra de 220 mil muertos entre 1958 y 2012, es decir, algo más de 4 mil muertos por año. Más allá de la cifra, el impacto social causado por este conflicto, uno de los más largos de la historia, explica el porqué los medios de comunicación, periodistas y líderes de opinión han dedicado tantas letras, horas e imágenes a su divulgación y análisis.
Pero ¿qué pasa con el cáncer? Esta enfermedad cobra la vida de más de 30 mil colombianos cada año y durante este mismo período se diagnostican más de 60 mil nuevos casos, configurándose como la principal enfermedad en el país.
Aún así, a pesar de producir 7 veces los muertos del conflicto armado, su cubrimiento por parte de los medios es difícil de explicar, por lo precario y poco relevante que resulta (salvo excepciones, por supuesto).
Una prueba de esto es lo que ocurrió el pasado 5 de febrero en Bogotá. Ese día, un lunes a las 8 a.m. fue convocada una rueda de prensa en las instalaciones del Instituto Nacional de Cancerología (INC) con motivo de la inauguración del Centro de Prevención y Diagnóstico Temprano del Cáncer (CPreD).
Contrario a lo que podría pensarse, al sitio llegó una buena cantidad de periodistas, muchas cámaras se instalaron y el salón donde se realizó la rueda de prensa quedó pequeño para tantos asistentes. Muy buena convocatoria, hay que decirlo. Lo malo es que la rueda de prensa y la mayoría de las entrevistas que se hicieron tocaron temas como el problema de las basuras en Bogotá (estaba el alcalde Enrique Peñalosa y había que aprovechar su presencia) y la crisis de Medimás (estaba el ministro de Salud, Alejandro Gaviria, y había que aprovechar su presencia), pero muy poco del tema del cáncer.
A pesar de producir 7 veces los muertos del conflicto armado, el cubrimiento del cáncer por parte de los medios es precario.
Un día antes, en el mundo se conmemoraba una vez más el Día Internacional de la Lucha Contra el Cáncer y con tal motivo se inauguraba el CPReD, un centro que, según la representante en el país de la OPS/OMS, es todo un hito y marca un ejemplo y modelo para los otros países latinoamericanos por su concepción e innovación.
Aún así, no importó mucho para los periodistas, como tampoco han importado los esfuerzos que diversas entidades hacen por impulsar la prevención de muchas enfermedades a través de hábitos alimenticios y de calidad de vida adecuados, y como tampoco han importado las muchas Nubias Muñoz que hay en el país dedicadas a la investigación e innovación en pro de la salud en Colombia.
(Hay que recordar que la doctora Nubia Muñoz es la colombiana que ha alcanzado reconocimientos y una nominación al Premio Nobel de Medicina por promover la vacuna contra el cáncer de cuello del útero estableciendo la relación con el virus del papiloma humano).
Este es un llamado a los periodistas (dentro de los que me incluyo o nos incluimos en Impacto TIC). Una mayor difusión del impacto de la enfermedad, de las campañas en procura de incorporar mejores hábitos de vida y alimentación, así como de la necesidad de hacer controles periódicos para diagnosticar tempranamente los riesgos, significa salvar vidas.
Como medio dedicado a resaltar el impacto que la Tecnología, la Innovación y la Ciencia tienen en todos los campos, entre ellos en la vida de las personas, aceptamos ser aliados para la divulgación del lanzamiento del CPreD en Colombia y hemos estado apoyando con este especial de innovación contra el cáncer todo lo que ha venido sucediendo con este importante centro y con información del INC.
Ahora, pensamos que esto debe volverse permanente. En la nueva versión de este medio (próxima a ser lanzada) y periódicamente estaremos incluyendo información y análisis de la innovación y las tecnologías que se presenten en la lucha contra el cáncer (y otras enfermedades).
Si hablamos de impacto, el cáncer es uno de los que más lo generan en la actualidad para todos nosotros. Puede ser que sea una enfermedad que llega de forma silenciosa, pero los medios y los periodistas no lo podemos ser frente a este mal.
