El pasado 7 de septiembre, El Salvador se convirtió en el primer país del mundo en aceptar bitcoin como una moneda de curso legal. Esto, en otras palabras, significa que ahora se puede utilizar esta criptomoneda en cualquier transacción, desde comprar comida hasta pagar los impuestos y otros requerimientos estatales.
Esta movida por parte del país centroamericano –liderada por su actual presidente, Nayib Bukele– motivó rápidamente la celebración por parte de la comunidad de criptoactivos, pero lo mismo no ha sucedido en el país, donde los ciudadanos han realizado manifestaciones en contra de la medida; algunos entes internacionales también ven la situaciín con reserva.
Aunque sin duda alguna la declaración del bitcoin como moneda legal es una movida importante hacia la digitalización del país, se cuestionan elementos como la volatilidad de las criptomonedas y el impacto que podría tener en la deuda externa de El Salvador.
Entendiendo la situación
Pese a que la llamada Ley Bitcoin fue implementada oficialmente desde el pasado 7 de septiembre, lo cierto es que el presidente de El Salvador la anunció formalmente desde el pasado mes de junio. Esta ley fue aprobada días después –el 9 de junio– por la Asamblea Legislativa, despertando inmediatamente celebraciones a favor y protestas en contra.
“Es histórico, pues es el primer país en reconocer a bitcoin como una de las dos monedas que circularán la economía salvadoreña, y es muy significativo que sea un país de habla hispana y latinoaméricano”, le dijo a Impacto TIC Mauricio Tovar, cofundador de Blockchain Colombia y codirector del grupo InTIColombia de la Universidad Nacional.
Así mismo, resalta el hecho de que la convivencia del bitcoin junto con el dólar estadounidense –la otra moneda legal salvadoreña– permitirá comparar el comportamiento de ambas monedas: “Seguramente otros países estarán observando esta experiencia para tomar o no una decisión similar en el futuro”.
Algo que vale la pena aclarar es que el gobierno no espera que el bitcoin reemplace al dólar, sino que ambas monedas funcionarán complementariamente. En el anuncio oficial, Bukele hizo referencia a la situación de hace un par de décadas, cuando el dólar reemplazó de lleno al Colón salvadoreño. “Al final sacaron los colones de circulación y el bimonetarismo fue una farsa”, recalcó.
El mandatario también explicó que esta transición significa que el uso del bitcoin será opcional y que ninguna persona será obligada a recibir esta criptomoneda si no lo desea. De la misma forma, Bukele presentó la ley como una forma para bancarizar a El Salvador, un país en donde el 70 % de sus ciudadanos no tienen cuentas bancarias, pero la penetración de conexiones móviles llega al 145 %.
Para promover la utilización de bitcoin, el gobierno salvadoreño también lanzó su propia billetera digital para bitcoin. Se llama Chivo, y promete 30 dólares para los ciudadanos que la descarguen. Así mismo, los ciudadanos podrán retirar efectivo en 200 cajeros automáticos y 50 centros alrededor del país, explicó el presidente salvadoreño, quien también destacó que todo bitcoin que se reciba será convertido automáticamente a dólares, si así lo quiere el usuario.
De la misma forma, este cambio también tiene el potencial de facilitar el envío y recepción de remesas desde y hacia el exterior. Según Tovar, el 20 % del PIB salvadoreño corresponde a remesas –el equivalente a unos 6.000 millones de dólares–. Utilizando bitcoin los salvadoreños pueden potencialmente ahorrar dinero y capitalizar en un mercado que representa 400 millones de dólares anuales para empresas como Western Union.
Lo que dice la comunidad bitcoin
El rápido avance de la ley ha convertido a El Salvador en la punta de lanza de la revolución financiera basada en blockchain. “Blockchain elimina el intermediario, y eso tiene dos vertientes. Si una tecnología como blockchain quita del medio al intermediario, evidentemente este se va a oponer”, explica Augusto Guitard, colaborador de Global Alumni Education como Mentor Académico On-Line en programas de Blockchain.
Adicional a convertir al bitcoin en una moneda de curso legal, El Salvador también abrió sus puertas a inversionistas y emprendedores en criptomonedas, a quienes ofreció facilidades de inversión y procesos simplificados para adquirir ciudadanía.
“Es la primera vez que un dinero descentralizado es adoptado como moneda de curso legal. Esto tiene impacto no solo sobre la economía salvadoreña, sino también para la región. Como bien sabemos, los dos bancos más grandes de El Salvador son de dueños colombianos y hemos visto que ellos ya han comenzado a recibir pagos en bitcoin”, explicó Bryan Benson, director de operaciones Binance Latam.
Entre los temas que se miran con recelo figuran la volatilidad, pero –al mismo tiempo– el hecho de que el minado no parece una manera ortodoxa de generar divisas. Si bien no son temas para tomar a la ligera, hay que decir que la minería de bitcoin es un proceso estable y en el que cada 10 minutos se encuentra un nuevo bitcoin que es añadido al mercado. Esto contrasta con la emisión de monedas de los países, un proceso en el que según Tovar la impresión de billetes está altamente monitoreada pero no obedece reglas concretas. En un ejemplo reciente, la Reserva federal de los Estados Unidos imprimió 3.5 billones (millones de millones) de dólares para rescatar la economía golpeada por el coronavirus. “Tener una emisión fija hace que el dinero sea más previsible, fuerte, y no esté sujeto a los intereses políticos, lo que en el largo plazo podría ser una buena opción”, explica el codirector de InTIColombia.
En general, la comunidad bitcoin ha celebrado la decisión del gobierno, recalcando lo que para ellos es un pilar de las criptomonedas: retornar el poder a los ciudadanos.
Los riesgos son verdaderos
Pero incluso con el optimismo por parte de la comunidad, figuras como Michael Saylor –un inversionistas con miles de millones invertidos en bitcoin– expresaron preocupaciones por complicaciones en la infraestructura digital que requiere este tipo de despliegue.
A pesar de las buenas intenciones del presidente Bukele, lo cierto es que aceptar el bitcoin como moneda legal ha acarreado también varios problemas. El primero: la educación de los ciudadanos. En un país en donde alrededor del 50 % de la población cuenta con conexiones a Internet y casi un 25 % vive bajo condiciones de pobreza, muchos no tienen habilidades ni acceso a tecnologías necesarias para sacar provecho del bitcoin.
Aunque tecnologías como las criptomonedas y blockchain prometen la democratización de la banca, también se corre el riesgo de alienar a la población sin acceso digital. “El acceso a teléfonos inteligentes y a Internet es necesario para el uso de las criptomonedas”, dice Tovar. Aunque la billetera oficial Chivo no requiere conexión a Internet, es innegable pensar que una ley de esta envergadura debe necesariamente también tener como meta el aumento de la conectividad. “Es correcto, hasta que se avance en esa brecha y se permita mayor educación y accesibilidad a nuevas oportunidades”, dice Benson.
En una encuesta de La prensa gráfica, más del 65 % de alrededor de 1.200 personas encuestadas afirmaron desaprobar el uso de bitcoin como moneda. Para otras figuras del mundo de las criptomonedas, como Jerry Brito –miembro del grupo Coin Center en Washington–, existe una contradicción entre las intenciones de individuos como Bukele y su deseo por implementar una tecnología que en últimas reduce el control gubernamental.
En esta misma línea, instituciones financieras globales como El Banco Mundial declinaron ayudar a la nación centroamericana, “dadas las deficiencias medioambientales y de transparencia” que según ellos acarrea bitcoin. Al mismo tiempo, S&P, Fitch Rating y Moody’s –las tres agencias de crédito más grandes a nivel global– afirmaron que la inclusión de bitcoin en el sistema monetario puede tener efectos negativos inmediatos en la confianza de créditos otorgados al país centroamericano.
Por otro lado, una duda grande para El Salvador está en lo que para muchos es el talón de Aquiles de bitcoin: su volatilidad. Mientras que la Ley Bitcoin era debatida en El Salvador el pasado junio, el índice de volatilidad llegó a ser 117 % –el más alto de los últimos 14 meses–.
Para Mauricio Tovar, por el momento no hay forma de combatir la volatilidad. “Funciona de acuerdo a oferta y demanda, y al ser un mercado aún pequeño en comparación con los mercados de divisas o de valores, los movimientos de grandes capitales pueden mover su precio fuertemente”, explicó. Sin embargo, tanto Tovar como Bryan Benson de Binance están de acuerdo en que esta volatilidad irá a la baja a medida que el bitcoin crece en el mercado.
Para contrarrestar la volatilidad, El Salvador abrió un fondo de 150 millones de dólares para facilitar conversiones de bitcoin a dólar y que la volatilidad no signifique pérdida de dinero para los ciudadanos. De la misma forma, una vez la ley entró en efecto, el gobierno de Bukele compró 550 bitcoin –alrededor de 24 millones de dólares– para ayudar con transacciones en Chivo.
Por último, y tal vez más importante, no hay claridad frente a si el uso de bitcoin es obligatorio o no, a pesar de lo dicho por Bukele. En el caso, por ejemplo, de que un usuario quiera pagar en bitcoin, el comerciante está obligado a recibir la criptomoneda, así como el uso de la billetera digital a riesgo de incumplir infracciones a la ley de consumidor. Así lo explicó Javier Argueta, asesor jurídico de la presidencia.
Esto, como ya se mencionó, fue refutado por el mismo presidente, quién declaró que “el uso del bitcoin será opcional. Es decir, nadie va a recibir bitcoin si no lo desea por ningún tipo de pago”. Según él, los comerciantes pueden recibir dólares siempre y cuando utilicen la billetera digital.
Más allá de esto, existe tensión por una ley que para muchos se siente impuesta en el país. La ironía de imponer un sistema que nació como un mecanismo liberatorio ha sido notada por ciudadanos y prensa internacional. “La obligación de uso de bitcoin va en contra del espíritu por el que fue creado y su uso debe ser una elección por el valor que percibe un usuario, y no por obligación”, dice Tovar.
Como todo elemento de innovación, la Ley Bitcoin de El Salvador ha estado enmarcada por celebraciones y rechazo, gritos de alegría y de protesta. Con tantos elementos jugando al tiempo, lo cierto es que ahora los ojos del mundo se posan sobre un El Salvador que se lanza en un salto de fe y cuyas consecuencias difícilmente podrán ser predecidas.
Imagen principal: Raul Flamenco en Unsplash