En la columna del mes pasado hablé sobre el liderazgo y propuse una estructura compuesta por 4 pilares y 12 núcleos para desarrollar esta faceta de manera eficiente en cada persona. Sin embargo, en este mes quiero hablar no del liderazgo exterior como lo entendemos tradicionalmente, sino del interior, es decir, del autoliderazgo. ¿Cómo liderarse a uno mismo? La pregunta es extraña y puede generar confusión, pero vamos a analizar este factor crucial.
A menudo me preguntan si todos pueden ser líderes, y respondo que sí, todos pueden serlo, pero no es algo gratuito e inmediato. El liderazgo es algo que se desarrolla y no se aprende. Ser líder no parte del vacío o del caos, sino que es una expresión del orden interno de cada persona; se desarrolla porque es la exteriorización de un trabajo interno muy cuidadoso y dedicado que cada uno hace. Así, todos pueden ser líderes, pero no sin esforzarse para lograrlo.
Hay una certeza en todo esto –y hasta me atrevería a decir que es una ley–: para ser líder tienes que liderarte a ti mismo. Estamos ahora en un terreno personal, y como lo trabajamos en Tiger Academy, del desarrollo continuo. ¿Cómo vas a impulsar a otros si no te impulsas a ti mismo? Esta pregunta es el fin último del autoliderazgo, porque no solo es un beneficio personal, sino que es el punto de partida para ser un buen líder y así aplicar los 4 pilares y los 12 núcleos.
De hecho, podemos pensar que el autoliderazgo se corresponde con el primer núcleo, es decir, empezar por el corazón. Un líder que ha alineado su interior con su exterior es efectivo y eficaz porque expresa los frutos de su mejoramiento continuo y los comparte con su equipo, o como me gusta decirlo, su Tiger interno sale a relucir. El autoliderazgo es crucial e imprescindible para poder llevar al máximo su parte externa y compartirla con los compañeros de equipo.
Ahora bien, ¿cómo es posible desarrollar el autoliderazgo? La clave es más sencilla de lo que parece (y no obstante requiere de dedicación constante): es necesario poner en práctica acciones simples que nos impulsen a mejorar. Tener un plan interno con este tipo de acciones nos hará líderes de nuestra propia vida y así podremos desarrollar esta faceta en otros escenarios, como en el aspecto profesional que es el más ansiado.
El plan de mejoramiento debe estar acorde con cada persona, o sea que el propio proyecto de crecimiento ya es un acto de autoliderazgo; y si me pidieran una acción simple que genere un gran cambio y que impulse el desarrollo del liderazgo interior, esta sería saber cómo hacer las cosas en el momento adecuado. Esta acción realmente es la semilla del autoliderazgo y es la plataforma para proyectarlo hacia estadio exterior. Tomar decisiones y actuar con buen juicio en todos los aspectos de tu vida te dará una experiencia invaluable para tu crecimiento, así, de esta manera, cuando vayas a liderar a tu equipo, ya tendrás un bagaje recorrido, un entrenamiento propio. No serás un líder novato si tienes la experiencia de liderarte a ti mismo.
Trabajar en el autoliderazgo no necesariamente debe hacerse con el fin de liderar un equipo de trabajo, sino que es un proceso de crecimiento y desarrollo continuo que brinda resultados increíbles, no solo en el aspecto personal, sino que también se irradian hacia el exterior de manera natural, como cuando tu alegría es contagiosa y las demás personas se siente bien en tu compañía.
El autoliderazgo, considero yo, es el proceso de mejoramiento más fructífero para todos lo que quieran ser líderes eficientes en todos los aspectos de su vida.