Cuando hablamos de crecimiento en la pandemia, el mercado emergente de fintech –o financial tech– es sin duda alguna uno de los grandes ganadores. Después de todo, a falta de poder desplazarnos o de intercambiar dinero físicamente, las transferencias y pagos digitales se convirtieron en elementos fundamentales. De la misma forma, las sucursales de los bancos en muchos casos pasaron de ser lugares físicos a convertirse en una aplicación que vive en nuestros teléfonos inteligentes.
Además de impulsar el comercio electrónico, la pandemia también ha servido para masificar los servicios fintech en el país. Acá no solamente hablamos, por ejemplo, de la transferencia de dinero de manera virtual o de pagos en línea, sino también de innovación en temas como créditos en línea o tarjetas de crédito digitales.
Aunque Colombia históricamente ha tenido una presencia fuerte en el mercado fintech de la región, lo cierto es que esta posición también trae riesgos y retos a largo plazo. Más allá de solamente digitalizar los servicios financieros, industria y gobierno tienen como meta principal llegar a las personas y usuarios que carecen de historiales bancarios.
El crecimiento en 2020
Incluso antes de la pandemia, Colombia contaba con uno de los ecosistemas fintech más robustos de la región. El reporte ‘Global FinTech Adoption Index 2019’, de la firma Ernst & Young, encontró que Colombia tiene el índice de adopción más alto de la región. El país cuenta con 76 % de su población utilizando servicios de fintech, y esta industria crecía a un promedio de 120 % anualmente.
Este crecimiento se vio amplificado con la llegada de la pandemia. “En nuestro caso de Daviplata, doblamos nuestros clientes. Arrancamos enero de 2020 con 6 millones, pero cuando cerramos el año teníamos 11 millones largos. Doblamos el número de clientes pero multiplicamos casi por 7 el número de transacciones”, explica Maritza Pérez, vicepresidente de banca Personas y Mercadeo Davivienda, y líder DaviPlata.
De la misma forma, Nequi logró un crecimiento del 111 % en medio de la pandemia, llegando a poco más de 3,2 millones de usuarios y duplicando los 1,5 millones con los que cerró en 2019. En total, las aplicaciones de billeteras digitales en el país llegaron a un total de 25 millones de usuarios después de haber pasado el momento más pesado de la pandemia.
Pero incluso si las billeteras digitales han logrado un aumento importante, lo cierto es que el crecimiento ha tenido más ramificaciones. Lineru, una fintech de créditos en línea, después de 10 años de operación llegó a los 2 millones de créditos el mes pasado y proyectan crecer un 250 % para finales de 2021.
“[Fintech] es la capacidad de adopción de la tecnología para redefinir y hacer más sencillas y más intuitivas las funciones financieras, para hacer inclusión financiera, y en 2020 esto explotó mucho. Colombia ha sido ese tercer jugador en la región de todo el tema de fintech”, recalca Maritza Pérez; con los otros dos jugadores regionales siendo México y Brasil. Y es que, incluso con este crecimiento importante en el último año, lo cierto es que esto también ha funcionado como un motor para cerrar la brecha de inclusión bancaria en el país.
La inclusión es la gran meta
Para nadie es un secreto que el sistema bancario puede llegar a parecer intimidante o cerrado. Después de todo, está sometido a temas como el control de riesgos, prevención de fraudes e historiales crediticios. Adquirir una tarjeta de crédito, por ejemplo, requiere tener una cuenta bancaria, un historial crediticio positivo, ingresos particulares y estudios de riesgo. Para un país como Colombia, en donde la ruralidad y el uso del efectivo eran reyes antes de la pandemia, el sistema financiero supone trabas importantes para una gran porción de la población.
En este sentido, el hecho de que cualquier usuario en cualquier municipio pueda crear cuentas de billeteras digitales y acceder a tarjetas digitales supone un paso gigantesco en temas de inclusión. Esto es reforzado por el hecho de que, según el último reporte global de fintech de Findexable, países emergentes de regiones como África han experimentado una explosión en servicios financieros digitales. Acá en Colombia, por ejemplo, los jóvenes que apenas inician en el mundo crediticio se han podido beneficiar de servicios como Juancho te presta, Kredicity, Valcredito y Emonkey.
Al respecto, Maritza Pérez agrega: “Las fintech nacen un poco bajo ese sentimiento de ser esas entidades capaces de adaptar las tecnologías exponenciales y ponerlas al servicio para transformar los servicios financieros. El 2020 ha sido una maravilla, porque aceleró la adopción de muchos de estos servicios”. Según ella, más de millón y medio de empleados están recibiendo sus sueldos mensuales por medio de Daviplata, mas no por Davivienda. Acá se incluyen trabajadores de sectores como el de las flores o incluso cortadores de caña.
Sin embargo, esta inclusión no viene sin retos importantes. Llegar a usuarios que ya están en el ecosistema bancario es una tarea relativamente fácil, especialmente en la era de Big Data. El verdadero desafío está en llegar ahora a las personas que no están en el sistema bancario, las que nunca han tenido una cuenta bancaria o tarjetas. En este punto se hace necesario un ecosistema fintech más robusto y apoyado por el gobierno.
Fintech y gobierno
Para poder llegar a más usuarios y cerrar la brecha, el gobierno debe pasar de ser solamente un vigilante a tener un rol mucho más activo. Esto no solamente por el lado de regulaciones, sino también implementando sistemas que funcionen como herramientas para las distintas industrias tecnológicas del país.
“Tenemos que seguir adelante. En Colombia se está trabajando en cómo será la regulación de un open banking, pero mi propuesta es que sea más allá de que solo sean los bancos los que tienen que poner los datos. Ahí estaríamos sobre los mismos clientes que ya están en el sector financiero. La magia es poner datos distintos para que podamos hacer inclusión financiera”, dice la líder de Daviplata.
En un sistema de open baking, datos como hábitos de consumo, transacciones y otra información financiera están abiertos a todas las entidades financieras de un ecosistema. Esto, principalmente, con la meta de facilitar la interoperabilidad y llegar a nuevos usuarios sin tener que sacrificar la seguridad de los datos de los usuarios. En un sistema de open data, estos datos no solo se limitan a temas financieros, sino que incluyen detalles generales de los ciudadanos, como afiliaciones al sistema de salud o seguros.
“Muchas veces la persona no tiene la formalidad de sus recursos, no tiene extractos bancarios, nunca ha estado en una entidad financiera, y que a veces tampoco acceden a la seguridad social. Entonces, ¿cómo accedes a este tipo de personas?”
Maritza Pérez, vicepresidente de banca Personas y Mercadeo Davivienda, y líder DaviPlata
Tener un sistema unificado de datos abiertos significa que no solo entidades como gobiernos locales pueden llegar mejor a sus habitantes, sino que también empresas y startups de fintech pueden llegar a usuarios que anteriormente eran invisibles en el sistema bancario. De esta forma, y al igual que ha ocurrido con la pandemia, los servicios de fintech se irán expandiendo a nuevas fronteras.
Las mismas empresas de fintech están empezando a crear un ecosistema de alianzas y acuerdos para fortalecer su propuesta de servicios. De la misma forma, bancos tradicionales y actores nuevos pueden trabajar en conjunto con el gobierno para crear soluciones que beneficien no solo a la industria, sino principalmente a los usuarios. Maritza Pérez recalca: “Al final lo que nos interesa a todos es que el cliente, el ciudadano, los negocios, tengan las mejores soluciones para vivir más sencillamente este tema del dinero”.
Imagen principal: Clay Banks en Unsplash