En su edición del 10 de mayo, el New York Times Magazine publicó una portada en rojo con el elocuente título: ¿Puede la democracia sobrevivir a la pandemia?
Y aunque el artículo analiza fundamentalmente el ambiente electoral que se ya respira en ese país (que en noviembre reelegirá a su actual presidente o elegirá uno nuevo, en un ambiente de polarización y con una economía en una recesión sin precedentes), en Colombia algunos analistas ya han advertido que una respuesta vaga o insuficiente a la actual crisis del COVID-19 –que generará la peor recesión en la historia del país, con una caída del PIB superior al 5%– creará un escenario muy favorable para el populismo.
“La opción de no pagar cuentas, aumentar el tamaño del Estado, prometer de todo y evadir las decisiones difíciles es el escenario perfecto para el socialismo del siglo XXI”, explica el ex ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, en una entrevista reciente. “Y todo esto mientras la derecha sigue desenfocada, pensando en el pasado. Los resentimientos no van a servir para ganar las elecciones de 2022, y mucho menos para gobernar en ese momento”.
Proyecciones mundiales y locales
Pero, ¿cuáles son los riesgos y desafíos que enfrentan la economía mundial y la colombiana, en particular?
Al revelar sus últimas proyecciones, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ya advirtió que el ‘Gran Confinamiento’ constituye una crisis sin precedentes, dado su impacto sobre las vidas y los medios de vida de las personas, y señaló que provocará la peor recesión desde la Gran Depresión, dejando muy atrás la crisis financiera mundial de 2008-2009, con una caída del 3% en 2020.
Para Latinoamérica y el Caribe, el FMI proyecta una caída del 5,2% en 2020 con contracciones de Brasil (5,3%), México (6,6%) y Colombia (2,4%).
En un análisis similar, el Banco Mundial proyecta una contracción del 2% para Colombia, en una región (América Latina y el Caribe) que caería 4,6%.
Pero, a medida que se ha alargado la duración de la cuarentena en el país –que por ahora va hasta el 25 de mayo, aunque con un mayor número de sectores y actividades exceptuadas y la posibilidad de una nueva extensión- han aparecido nuevas proyecciones que confirman que la recesión del 2020 será la primera de este siglo y la peor en la historia de Colombia.
En 1999, el país tuvo una caída del 4,5% en su PIB que hasta ahora ha sido la peor recesión desde la década de los 30 del siglo pasado.
Según la última Encuesta de Opinión Financiera de Fedesarrollo entre los principales analistas del mercado, realizada en mayo, el pronóstico de crecimiento para 2020 se ubicó en un rango entre -4,8% y -2,6%, con -3,5% como respuesta mediana.
Pero el propio Gobierno es incluso más pesimista (o realista?) y en sus escenarios para este año contempla que la actividad productiva se contraería 5,5%, una cifra que llevó al Comité Consultivo de la Regla Fiscal a aceptar un mayor déficit fiscal (6,1% del PIB).
En una economía en la que se contraen el consumo de los hogares (que representa dos tercios del PIB), las exportaciones y la inversión de las empresas, un mayor déficit fiscal del Gobierno sirve para contrarrestar o al menos suavizar la recesión y le permitirá adoptar nuevas medidas en el marco de la emergencia.
Y aunque la economía está lejos de ser una ciencia exacta y las proyecciones son un ejercicio que suele fallar (Xavier Sala i Martin, profesor de la Universidad de Columbia, dice que hay dos tipos de economistas: los que no saben hacer profecías y los que no saben que no saben hacer profecías), la cifra de crecimiento del primer trimestre revelada por el Dane confirmó los peores temores de los analistas.
Según el Dane, aunque durante enero y febrero la economía venía acelerándose y alcanzó una expansión del 4,2% en promedio, el pésimo dato de marzo (-4,9%) con solo dos semanas de cuarentena, se tradujo en un crecimiento de solo el 1,1% para el trimestre completo, por debajo de las expectativas del mercado (1,5%) y del mismo período de 2019 (2,9%).
De acuerdo con Luis Fernando Mejía, director de Fedesarrollo, del dato del PIB de marzo (-4.9%) se puede inferir que cada día de cuarentena implicó una contracción de la actividad económica cercana al 35% y costó cerca de un billón de pesos.
Con menos de dos semanas de aislamiento obligatorio en marzo, la economía no solo se contrajo casi 5% sino que también destruyó 1,58 millones de empleos, según la misma fuente oficial.
Según el Dane, para marzo, la tasa de desempleo del total nacional fue 12,6%, lo que equivale a un aumento de 1,8 puntos porcentuales respecto al mismo periodo del 2019 (10,8%). Y en total, 2’969.000 colombianos se encontraban sin empleo.
El principal flujo de los ocupados fue hacia la inactividad, en medio de las limitaciones que implicó la medida de aislamiento preventivo, según un análisis de Bancolombia.
¿Es suficiente la respuesta del Gobierno?
En abril, al reportar que el Banco de Inglaterra financiaría directamente al gobierno británico, el diario El País de España señaló que la crisis “ha puesto en cuestión muchos principios y certezas, y también la ortodoxia económica”.
Con los bancos centrales de Estados Unidos, Inglaterra y Europa financiando directamente a los Gobiernos, para enfrentar el riesgo creciente de una depresión, muchos economistas colombianos han cuestionado un supuesto exceso de prudencia de la Administración Duque y la actitud conservadora del Banco de la República, en el manejo de la economía.
Y aunque es cierto que, a diferencia del dólar, el euro, la libra esterlina o el yen japonés, el peso colombiano no es una moneda de reserva internacional, economistas de la talla de Juan Carlos Echeverry (ex ministro de Hacienda y ex presidente de Ecopetrol), Eduardo Lora (asociado del Centro para el Desarrollo Internacional de la Universidad de Harvard) o Luis Jorge Garay, entre otros, han hecho propuestas ‘fuera de la caja’ o no convencionales dada la magnitud de la crisis. (Aquí puede encontrar la propuesta de Eduardo Lora y el análisis de Luis Jorge Garay).
Dicho abanico de propuestas va desde un crédito directo del Banrepública al Gobierno, hasta el aplazamiento del pago de la deuda externa, un impuesto al patrimonio temporal, créditos de organismos multilaterales, reorientación de regalías o el uso de la Línea de Crédito Flexible del FMI de US$ 10.800 millones al país para financiar medidas más agresivas.
Con uno de los paquetes fiscales más pequeños en términos relativos frente a otros países de Latinoamérica, cada vez son más los analistas y directivos gremiales que dicen que “hay que pensar distinto, hay que pensar lo impensable hasta hace unas semanas”, según el presidente de la ANDI, Bruce Mac Master.
“Tenemos el reto de no ser la generación que por estar apegada a unos libros inaplicables dejó hundir el mundo y a su sociedad”, explica el directivo.
De acuerdo con el viceministro general de Hacienda, Juan Alberto Londoño, a la fecha los apoyos directos a los distintos sectores de la población que representan gasto efectivo en 2020 ascienden a cerca de tres puntos del PIB.
A ello hay que agregar “los recursos comprometidos por el Gobierno para garantizar el acceso al crédito para todos los colombianos y para cumplir con este propósito se han asumido riesgos que el sector financiero no puede en este momento, por cerca de seis puntos del PIB”.
Y aunque el segundo rubro que menciona el viceministro no es un gasto efectivo en el corto plazo, ya que el gasto solo se ejecutará si las empresas y las familias dejan de pagar sus créditos a los bancos, Londoño afirma que “entre el uso de la caja y la asunción de riesgos se han destinado cerca de nueve puntos del PIB para la atención de la emergencia”.
En líneas generales, la postura del Gobierno es que “para enfrentar la pandemia, la política ha sido tener un mayor endeudamiento sano, que no ponga en riesgo las finanzas y la estabilidad macroeconómica que es un gran patrimonio de los colombianos durante décadas”, según Juan Pablo Zárate, viceministro técnico de Hacienda.
“Comparados con países emergentes, que son países que están en un nivel de desarrollo como el colombiano, en las cifras del producto del primer trimestre tenemos un crecimiento razonable superior al resto de los países que ya han dado sus cifras”, agregó.
Pero, ¿es eso suficiente? En general, el pensamiento de los economistas está dividido entre quienes creen que sí y los que consideran que no.
“Las medidas económicas anunciadas hasta ahora no serán suficientes”, escribió en su cuenta de Twitter, Marc Hofstetter, profesor de Economía de la Universidad de los Andes. “Hay que olvidarse este año de recatos fiscales y monetarios y empujar ayudas que permitan a hogares y empresas a vivir tantas semanas sin fuentes de ingreso”.
Por su parte, Juan Carlos Echeverry señaló que “se necesita mucho más de lo que el Gobierno está contemplando. Para las empresas hay que contemplar ayudas a la caja, una reducción en las cargas parafiscales al menos en un 30%, reducciones temporales en los salarios más altos o generar ausencias temporales sin que la gente pierda el empleo”.
Para financiar estos programas, Echeverry dijo que “el Banco de la República debe prestarle al Gobierno lo que sea necesario, $10, $20 ó $30 billones” como una medida excepcional.
De momento, el Gobierno mantiene su posición aunque es posible que si se ve obligado a prolongar nuevamente la cuarentena, tenga que hacer nuevos anuncios y buscar más recursos. Y por qué no, echar mano a los dólares del crédito del FMI o a un préstamo del Emisor.
La economía colombiana resistirá choque de la pandemia: BBVA
El último informe de proyecciones económicas de BBVA Research, presentado a finales del mes de abril, sostiene que la economía colombiana se contraerá en 2020 cerca de 3%, pero se recuperará en 2021 a nivel del 3,9%. Lo anterior, gracias a factores como el tipo de cambio flexible, una política monetaria independiente, una regla fiscal con espacio para maniobrar choques como el actual, una regulación prudencial y la tradición de responsabilidad con mercados internacionales.
La entidad financiera aclara que el impacto del COVID-19 será diferente en los diversos sectores de la economía tanto en la etapa de confinamiento como del período de recuperación.
“Lo que vemos que es todos los grupos de consumo no reaccionarán ni se recuperarán de igual manera. El consumo rebotará fuerte, pero se quedará creciendo bajo. La inversión, a corto plazo, se restringirá fuertemente, su recuperación será lenta y diferencial entre la construcción con un mejor panorama y, la maquinaria y equipo con menor dinamismo. Mientras que la demanda interna se mantendrá débil en 2020 y se recuperará en 2021, ayudada por el ‘efecto rebote’ de la cuarentena“, afirmó Juana Téllez, economista jefe de BBVA en Colombia.
Téllez también hizo énfasis en la necesidad de priorizar la conservación del empleo y suavizar los ingresos de los ocupados, apoyando la actividad empresarial del país. “En esta coyuntura, los sectores más afectados representan 7,4 millones de empleos (33% del empleo total) y 27% del ingreso laboral, con lo cual estimamos que la tasa de desempleo para 2020 se ubique en el 17% en promedio”.
Los principales indicadores que BBVA prevé en el desarrollo de la situación actual son los siguientes:
- Desempleo: Alcanzará una tasa del 17% promedio en 2020, aunque cederá en el segundo y semestre del año y para 2021 en promedio estará cerca del 15%.
- Tasa de interés de referencia: Se esperan rebajas adicionales hasta por 125 puntos básicos para ubicarse en 2,5%.
- Inflación: 3,4% en 2020, cercana a la meta del Banco de la República, y 2,8% en 2021.
- Tasa de cambio: Se estima una depreciación del 18% promedio para 2020 con un nivel promedio de 3.864 pesos.
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